El escenario de la primera ceremonia de bienvenida al papa Francisco a tierras mexicanas será el Palacio Nacional del del poder Ejecutivo Mexicano, como si se tratara de la visita de cualquier otro jefe de estado.
Se intuía que el primer sitio que podría visitar el Pontifice de origen latinoamericano, sería el Santuario Guadalupano, pero Francisco sorprendió a los mexicanos eligiendo la sede del poder político.
México es uno de los pricipales nichos del catolicismo mundial: es el segundo país con más católicos en el mundo, después de Brasil, y el primero de habla hispana; el 82.7 por ciento de su población practican la religión católica de acuerdo con el INEGI.
“Será el primer pontífice en la historia de las relaciones entre México y la Santa Sede que será recibido en el recinto del poder de la Unión”, dijo Mariano Palacios Alcocer, embajador de México ante la Santa Sede, durante un encuentro con la prensa organizado en Roma por Mediatrends América, antes del viaje papal.
Francisco en su carácter de jefe de estado, de la Ciudad del Vaticano, será recibido por el presidente Enrique Peña Nieto; por los poderes de la Unión y por los gobernadores de los estados, informaron fuentes oficiales del gobierno de México.
La página oficial del gobierno mexicano publicó en relación a la vista de Francisco, un mensaje con un fuerte tinte político que alude abiertamente a una relación de apertura diplómatica.
“La Santa Sede es, sin duda, un actor estratégico de la comunidad internacional, cuya influencia en el ámbito multilateral, particularmente en temas de interés para México, se ha manifestado claramente durante el pontificado del Papa Francisco”.
Mas abajo el gobierno mexicano aclara:
“Debido a su investidura religiosa como Sumo Pontífice, la visita del Papa Francisco es de carácter apostólico”.
Pero luego reitera:
“No obstante, al tomar en cuenta que México lo reconoce como Jefe de Estado, también habrá un componente oficial que permitirá un diálogo abierto entre el Papa y el Presidente de la República, así como entre las autoridades de México y la Santa Sede, para explorar los mecanismos que permitan que la relación bilateral siga dando frutos en los temas de interés compartido”.
Este encuentro será sin duda histórico en la trayectoria de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y el Estado Mexicano.
En términos político- religiosos México es un país que la Santa Sede no puede ignorar, no se trata sólo de hacer llegar el mensaje apostólico de Francisco, que para el pueblo católico mexicano, sin duda, es muy importante.
Esta visita papal a México, como ninguna otra en la historia, está vestida de diplomacia, de política exterior. Se trata de un encuentro que intenta dejar claro el poder político y la envestidura de la Iglesia Católica como institución y como estado. Este es un asunto que obedece a los intereses actuales de geopolítica de ambos países, especialmente del Vaticano.
La decisión de Francisco de dar prioridad a los asuntos de orden político en su agenda en México, habla del carácer de un inteligente líder de estado, que en este caso es al mismo tiempo el Papa, el líder espiritual más importante del mundo y el líder espiritual de la mayoría de los mexicanos.
Francisco está mostrando al mundo una iglesia fuerte, abiertamente politizada, que se está esforzando por formar parte de las descisiones de la política internacional que mueven al mundo moderno. Una iglesia que es parte activa en la lucha por los derechos humanos.
La Iglesia de Francisco cuenta con una estrategia mediática efectiva planeada para llevar el mensaje del papa a todos los rincones del mundo, utilizando los medios de comunicación más modernos y sofisticados de esta Era.
En nuestros tiempo, no es extraño que la Santa Sede o que Francisco como representante del Estado Vaticano quieran formar parte activa y figurar en el escenario de la política internacional; la única cosa custionable es hasta qué punto son conciliables la fe Cristiana y los valores espirituales que dictan las escrituras bíblicas, con los intereses como hasta ahora les conocemos, con compromisos y desafios que conlleva en sí misma política internacional actual.
Me pregunto si con un líder político de la talla de Francisco, la Iglesia Católica no corre el riesgo de ganar más adeptos políticos, seguidores del mensaje de justicia Francisco, en lugar de fieles seguidores de la palabra y la espiritualidad que Dios enseña en las escrituras; o ¿es ésta acaso la estrategia?; ¿Es ésta la manera en la que la Iglesia Católica se está transformando para asegurar su sobrevivencia?