Por Marina Azuela
Dibujo del maestro David Carrillo
“Y en su destino se imprimió la transgresión a la estética y a la moral. Uno de los ejemplos es Laberinto de la soledad que viene a ser una revancha contra el machismo mexicano que paró de cabeza a la sociedad.”
Marina Azuela, biógrafa y poeta mexicana, ha publicado bajo el sello de la Feria del libro del GDF “Hasta lo hondo”, “Memoria y Olvido” al alimón con David Carrillo y “Zonas de Penumbra”, ilustrada por Alejandro Aranda. Su obra ha sido impresa en El Financiero, Plural, El Sol de México, el Universal, entre otros. Se presenta con el espectáculo Ocho Mujeres (música y biografía) en teatros, parques y Casas de Cultura en Ciudad de México y en el interior de la República contratada por Conaculta. Invitada por el Comité Organizador del Salón del Libro Iberoamericano de Huelva, España, en noviembre de 2008, Azuela presentó su libro de poesía “Hasta lo Hondo” y fue galardonada con la presea Carabela de Colón.
El retrato de Octavio Paz fue elaborado por otro gran artista mexicano, el maestro David Carrillo González, Premio Nacional de Periodismo, Presidente y Socio Fundador de la Sociedad Mexicana de Caricaturistas y del Museo de la Caricatura (una de las Salas del Museo de la Caricatura lleva su nombre).
Investido de plenos poderes, Octavio Paz Lozano, nuestro incesante presente en este prodigioso bosque parlante, nació en la ciudad de México un 31 de marzo de 1914 y su pueblo fue Mixcoac. A cien años de su nacimiento Octavio Paz es el referente por antonomasia.
Porque nos llevó por la ruta de las verdes mariposas haciendo paradas en el corazón del poema, imperio de la imaginación, estrella que vive del asombro, danza en los ojos del pensamiento. Potente elixir, que de súbito trastorna los sentidos, porque se presenta la esperanza haciendo malabares en la cuerda silenciosa del fatuo destino. Esperanza en el sacerdocio de la poesía, que usted, en la más adusta soledad, en mi lengua preside.
Un sueño en la corriente del recuerdo, las imágenes nos vienen cayendo como licor de mango y de sandía. Conversa desde la plaza del misterio y ya no detiene la sustancia líquida; se escapa hasta la alberca donde nadan los deseos. La amistad se levanta un poco la falda y se acomoda en nuestra charla.
Estudió Derecho en la UNAM. Su padre, mestizo de Jalisco, era abogado también y combatió en la Revolución Mexicana., Una figura dramática, habitada por los demonios y atado al potro del alcohol, con quien siempre tuvo un trato difícil y tormentoso. Su madre era de origen español y en sus memorias guardó siempre los cantos populares andaluces que le cantaba. Desde muy pequeño su tía le enseño a hablar francés y despertó en él el amor a la poesía. La biblioteca de su abuelo fue su hoguera, ahí se podía encontrar toda clase de textos griegos, latinos, españoles y franceses. Su abuelo era al hombre que más quería. Ireneo Paz era liberal y luchó contra la intervención francesa. Escribió la primera novela indigenista, Doña Marina y dirigió muchísimos años el periódico La Patria, pero cuando Octavio apenas cumplía un año los carrancistas le confiscaron su periódico, por eso tuvo que hipotecar algunos bienes y rentar gran parte de la casa. Pero también alguna vez sentenció: “familia: nido de alacranes”.
Cuando era vicecónsul en el Servicio Exterior Mexicano conoció a André Bretón y a los surrealistas. Fue con este grupo con el que sintió mayor afinidad. Para Paz el surrealismo ha sido: “El escupitajo en la hostia y el clavel de dinamita en el confesionario y el sésamo ábrete de las cajas de seguridad y de las rejas de los manicomios”.
En el ámbito metafísico, la India es su raíz. La filosofía budista lo marcó para siempre: La Plenitud y la Vacuidad. Su ideograma es el árbol. “Los árboles murmuran, nos dicen algo… Tal vez amar es aprender/ a caminar por este mundo.”
Y en su destino se imprimió la transgresión a la estética y a la moral. Uno de los ejemplos es Laberinto de la soledad que viene a ser una revancha contra el machismo mexicano que paró de cabeza a la sociedad. Muchos años después escribió La Llama doble, el mayor himno al erotismo, escrito por un mexicano.
Para leer a Paz hay que comerse cada pedazo de palabra, masticar misterios y digerirlos en secreto, olvidarse del velero en marcha y bajar en espasmos al ensueño. Su poesía tiene sabor de crótalo sagrado que, entre lira y laúd, nos mira hasta lo hondo. Su obra Libertad bajo palabra es un cráter abierto de donde mana agua y fuego y donde la tierra adolorida por el peso majestuoso gesta vientos, vientos que forman alas y cruzan despiadadas el entendimiento. Su verbo es retorno, es reencuentro con el agua primera que fluye victoriosa por nuestros cenotes y cuando su arco se abre, se abre con él, el laberinto de nuestra soledad, porque tiene el poder el mando de cambiarnos de súbito al otro lado de la orilla, donde nada se parece a lo que somos, donde se asoma la Otredad.
Pero abramos sus páginas y a cien años de su nacimiento, preguntémosle al gran demiurgo Octavio Paz:
¿Qué es el poeta?
Es el olmo que sí da peras… La poesía nos hace tocar lo impalpable y escuchar la marea del silencio cubriendo un paisaje devastado por el insomnio… El caracol es la casa de los ecos.
¿Qué es la fantasía?
La facultad filosófica por excelencia… no existimos, transcurrimos
¿El sueño?
Es la borrosa patria de los muertos.
¿Qué son los dioses?
Los dioses son burbujas, reflejos de la vacuidad… El silencio de Buda no es un conocimiento sino lo que está después del conocimiento: una sabiduría (…) el arte de danzar sobre el abismo.
¿La muerte?
La contradicción universal… La palabra del hombre es hija de la muerte.
¿Tu personaje favorito?
Sor Juana. Es la persona más importante de América de habla española… Si hay un temperamento femenino en el sentido más arrebatador de la palabra, ese es el de Sor Juana.
¿Y el más antipático?
Ignacio de Loyola
¿Cuál es tu ideología?
La pasión ideológica ciega a los más sabios… Los militantes revolucionarios y los de la fe, desdeñan en el fondo la libertad y el libre albedrío de la persona. Su visión del otro, nuestro semejante desemejante, es simplificadora… Las ortodoxias político–religiosas no sólo buscan convencer a la víctima de sus culpas, sino también a la posteridad.
¿La libertad?
La libertad es decir para siempre cuando decimos ahora, es un juramento y es el arte del enigma transparente.
¿Cuál es el placer de los sentidos?
Un saber que sabe lo que no saben todas las filosofías… tacto: luz en la noche de los cuerpos.
¿Qué pides?
No la iluminación: abrir los ojos, mirar, tocar al mundo con mirada de sol que se retira; pido ser la quietud del vértigo, la conciencia del tiempo/ apenas lo que dure un parpadeo del ánima sitiada.
¿Qué es la muerte?
La contradicción universal… la palabra del hombre es hija de la muerte.
¿Qué es la memoria?
Es nuestro bastón de ciego en los corredores y pasillos del tiempo.
¿Qué le pasa al mundo?
En nuestro mundo todo es relativo, el bien y el mal, el placer y las penas… Época sorda a fuerza de gritar… Aunque la mayoría se contenta, unos cuantos se rebelan y, poseídos por un dios o por un demonio, piden todo. Son los sedientos, los hambrientos de absoluto (…) Sólo si renace entre nosotros el sentimiento de hermandad con la naturaleza, podremos defender a la vida.
¿Qué escuchas?
En tu respiración escucho la marea del ser, la sílaba olvidada del comienzo.
¿Qué miras?
Hacia arriba: las estrellas escriben. Sin entender comprendo: también soy escritura y en este mismo instante alguien me deletrea.
Gracias, por siempre gracias, inmortal conciliador.