Holguin.- En la primera visita de un Papa a la ciudad de Holguín, al suroeste de Cuba, Francisco llamó hoy a miles de fieles a seguir a Jesús superando los propios preconceptos y las resistencias al cambio.
Ante una Plaza de la Revolución donde prevaleció un calor casi infernal, que provocó varios desmayos entre los miles de feligreses presentes, el líder católico celebró una misa en la fiesta de San Mateo y en su sermón reflexionó sobre esa figura.
“Para Mateo y para todo el que sintió la mirada de Jesús, sus conciudadanos no son aquellos a los que ‘se vive’, se usa y se abusa”, advirtió refiriéndose al apóstol que era recaudador de impuestos y que respondió al llamado de Cristo.
Recordó que Jesús sólo necesitó de una mirada para que Mateo dejara de ser publicano, un puesto que era mal visto porque lo ocupaban quienes recaudaban los impuestos de los judíos para dárselos a los romanos. Eso los hacía pecadores, despreciados y traidores del pueblo, insistió.
Pero eso no importó, porque –dijo- “(Jesucristo) sabe ver más allá de las apariencias, más allá del pecado, del fracaso o de la indignidad. Sabe ver más allá de la categoría social a la que podemos pertenecer”.
“Jesús va delante, nos precede, abre el camino y nos invita a seguirlo. Nos invita a ir lentamente superando nuestros preconceptos, nuestras resistencias al cambio de los demás e incluso de nosotros mismos”, precisó.
Según el Papa, quien vive el mensaje cristiano genera una actividad misionera, de servicio y de entrega; porque el amor de Jesús “cura miopías” y “estimula a mirar más allá”, a no quedarse en las apariencias o en lo políticamente correcto.
Por eso instó a los fieles a “mirar como él”, a compartir su ternura y su misericordia con los enfermos, los presos, los ancianos o las familias en dificultad.
En su mensaje reconoció el esfuerzo y el sacrificio de la Iglesia en Cuba para llevar a todos, aún en los sitios más apartados, la palabra y la presencia de Cristo.
Rogó a todos los católicos cubanos a ser siempre humildes y amables, comprensivos, a sobrellevarse mutuamente con amor, a esforzarse por mantener la unidad.
Antes de concluir la misa el Papa tomó la palabra e, improvisando, invocó una bendición especial para los fieles en su “camino de bondad, de encuentro y de amor”. Terminó pidiendo: “por favor, no se olviden de rezar por mí”.
Pocos minutos después del mediodía Francisco abordó el papamóvil blanco y pasó cerca de la multitud en su recorrido con dirección al obispado de Holguín, donde almorzará.