Al conmemorar el Día Internacional del Migrante y responder al llamado de la Organización Internacional para la Migración para recordar a todos aquellos migrantes valientes que han perdido la vida en busca de mejores oportunidades para ellos y sus familias, los líderes mundiales están obligados a reflexionar sobre la inmigración y el impacto que tiene alrededor del mundo.
En el último par de años, el mundo ha sido testigo de los cambios profundos y simultáneos que han transformado el panorama mundial de la migración y el discurso político que lo rodea.
El conflicto en Siria ha llevado a millones a buscar refugio en los países vecinos y cada vez más lejos. Más cerca de nosotros, nuestro hemisferio ha enfrentado, en un lapso corto, un incremento de niños menores no acompañados desde Centroamérica que intentan cruzar la frontera a EE.UU., así como una oleada de ciudadanos cubanos que buscan nuevas rutas migratorias, por citar sólo dos de los grupos más notorios.
En algunas partes, estas nuevas afluencias han generado narrativas llenas de xenofobia y exclusión. Estas declaraciones irresponsables y delicadas que muestran a los inmigrantes como un problema de seguridad deben ser detenidas.
En lugar de declaraciones vacuas o de propuestas irrealistas, necesitamos responder con soluciones que involucren tanto al Gobierno federal como local, así como a la sociedad civil y la comunidad en su conjunto.
México como país de origen, tránsito, destino y retorno de migrantes, es consciente de la responsabilidad que tiene para abordar el paradigma global de migración. Desde los primeros días de su Administración, el Presidente Peña Nieto se ha comprometido a contribuir positivamente a una solución hacía los desafíos globales, entre los que se encuentra la migración.
En un mundo en constante devenir, es nuestra responsabilidad adaptarnos a su naturaleza variable y ser creativos para encontrar respuestas viables, responsables, humanas y adaptadas a los fundamentos que explican los nuevos flujos migratorios. México propone tres principios para avanzar hacia este objetivo: cooperación, coherencia e innovación.
Cooperación para crear espacios y mecanismos que permitan el diálogo, el intercambio de buenas prácticas y la búsqueda conjunta de respuestas. Estas a su vez, proporcionarán las condiciones necesarias para implementar acciones amplias y completas.
Hace dos décadas nuestro hemisferio creó la Conferencia Regional sobre Migración, un foro consultivo multilateral designado para examinar las cuestiones relativas a la migración internacional desde una perspectiva regional.
La Conferencia celebrada este año en la Ciudad de México se centró en el desarrollo de estrategias compartidas para enfrentar las necesidades de los migrantes que retornan y su reintegración al país de origen.
También se pueden encontrar respuestas a través de la cooperación bilateral. México y Estados Unidos recientemente crearon mecanismos de colaboración como el Grupo de Alto Nivel sobre Repatriaciones (Repatriation Strategy and Policy Executive Coordination Team-RESPECT, por sus siglas en inglés) y el Grupo de Trabajo Técnico de Prevención de la Violencia Fronteriza. Estas acciones políticas han ayudado a resolver problemas antiguos desde una perspectiva de responsabilidad compartida.
La coherencia se basa en la premisa de tratar a los migrantes en nuestro país como queremos que nuestros migrantes sean tratados en el extranjero. México siempre ha buscado el respeto para sus ciudadanos en cualquier lugar del mundo, especialmente para nuestras comunidades de migrantes y la diáspora.
Actuamos en consecuencia y estamos plenamente comprometidos a facilitar la vida de la comunidad fronteriza y a respetar los derechos humanos de todos los migrantes, tanto los que migran a través de nuestro país, como los que hacen de México su destino final.
El Programa Frontera Sur, destinado a aumentar la seguridad, inclusión y prosperidad en la región del Istmo, incorpora mecanismos para que los migrantes puedan entrar y trabajar legalmente en nuestro país. También amplía las medidas de seguridad que protegen tanto a nuestros ciudadanos como los propios migrantes.
Finalmente, la innovación política es una herramienta para responder a la dinámica natural y los constantes cambios de migración. México se ha concentrado en diseñar e implementar modernos instrumentos como protocolos mejorados para proteger a niños y mujeres, y modernizar los servicios consulares, incluyendo los que aprovechan las redes sociales y una sociedad civil más vibrante que requiere interacción en tiempo real.
Sin subestimar la importancia central de una cooperación efectiva de seguridad, estos tres principios ‑cooperación, coherencia e innovación- junto con nuestros valores comunes de pluralismo, tolerancia y respeto por la diversidad-, deben guiar nuestros esfuerzos para promover la seguridad y la movilidad internacional humana en nuestro actual mundo desafiante.
Hoy más que nunca, está claro que los gobiernos alrededor del mundo tienen la responsabilidad de pensar en nuevas formas para lidiar con la migración internacional. Por nuestra parte, México conmemora el Día Internacional del Migrante con un firme compromiso para trabajar a fin de incrementar el bienestar, empoderar e integrar a nuestros connacionales en cualquier parte en la que residan.