Jorge Daniel Camarena coordinó la publicación del Washington Post en México y ha sido coeditor de política. Se ha especializado en la agenda binacional entre México y Estados Unidos.
El gobierno de David Cameron, primer ministro del Reino Unido, se perfila a tomar una decisión que si bien no ha enfurecido a los británicos –todavía–, lo tiene en el ojo de un huracán mediático.
La administración del conservador prevé en las próximas semanas remodelar una aeronave, un Voyager A330 de la Real Fuerza Aérea (RAF, por su sigla en inglés) usado para reabastecer de combustible a aviones caza en el aire, y utilizarlo como transporte para el premier británico y sus ministros.
El gobierno del Reino Unido no contaba con un avión destinado al traslado del primer ministro para viajes internacionales, como Estados Unidos que desde la era de postguerra (1945 en adelante) cuenta con una tradición de distintas aeronaves de la Fuera Aérea estadounidense dispuestas para es traslado del presidente en turno –la nominación Air Force One fue instaurada en 1976 por el entonces presidente Gerald Ford–.
En su lugar, los jefes de Estado británicos se transportaban en vuelos comerciales rentados; es decir, charters.
Como anécdota, el antiguo primer ministro, Tony Blair, intentó en el 2006 introducir un avión privado para su uso personal. Su idea, que a la postre fue bloqueada por el entonces Ministro de Economía, Gordon Brown, por no considerarla viable económicamente, culminó con la sorna de la prensa, que en burla denominó a la aeronave como el “Blair Force One”.
Hoy, casi 10 años después, Cameron pretende reconfigurar el Airbus A330 con un costo –pagado por los impuestos de los ciudadanos– de 10 millones de libras esterlinas (algo así como 15.15 millones de dólares o 251.7 millones de pesos).
¿Mucho dinero? Sí, pero palidece en comparación de lo que pagó el gobierno mexicano por el nuevo avión presidencial, un Boeing Dreamliner 787-8, que aterrizará finalmente en México para ser usado por Enrique Peña Nieto este próximo 18 de diciembre.
El nuevo avión presidencial mexicano, de acuerdo a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, tendrá un costo total de 6,769 millones de pesos provenientes de los impuestos que pagan los mexicanos. Tal monto equivale a 407.5 millones de dólares o a 268.9 millones de libras esterlinas. Es decir, con lo que costó el 787-8 que usará Peña Nieto, se podrían haber reacondicionado casi 27 Voyager A330.
Ahora, la llegada de un avión de la envergadura del Dreamliner representó también una inversión adicional del gobierno federal en la adecuación del Hangar presidencial, la cual tendrá un costo para el Estado de 945.5 millones de pesos. O sea, 56.8 millones de dólares o 23.8 millones de libras esterlinas.
Cabe destacar que con el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el cual estaría en funcionamiento en el 2020, viene incluido un nuevo hangar presidencial con capacidad para recibir al 787 ¿Qué significa esto? Que el viejo hangar presidencial solamente será usado por cinco años.
En el Reino Unido, país que se encuentra dentro de las cinco economías más poderosas del mundo, la idea de un avión específico para el transporte del primer ministro, aún pende de un hilo. En México, la compra del oneroso avión fue una decisión “de Estado” hecha por el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, sin dar pie a un análisis o a un debate con los verdaderos compradores del avión, los mexicanos.
Encore
Este fin de semana, Ricardo Anaya, presidente nacional del Partido Acción Nacional (PAN), instituto político que llevara a Felipe Calderón a la presidencia de México en el 2006, aseguró que la sociedad mexicana dice que con la administración de Calderón “estábamos mejor” y lo manifiestan con expresiones como “lo extrañamos presidente”. Qué desmemoriados salieron.