Salvador Reza es un organizador en Phoenix, Arizona. Lucha por los derechos humanos, los derechos indígenas, y los derechos de la madre tierra. Organiza familias bajo Los Comités de Defensa del Barrio. Es también analista en radio, prensa y televisión.
La esperanza es lo último que se pierde, dice un dicho muy trillado. Tuve un sueño que traspasó mi pensamiento como rayo de diamante. Gente sin esperanza se reunía y tomaba acciones en favor de su familia y comunidad.
Aprendían sus derechos, denunciaban abusos policiacos y enfrentaban el racismo. Al amanecer, mi amigo Rob McElwain que ya tiene seis años frente al Banco Wells Fargo luchando contra Arpaio me decía que “la gente pasaba y ni siquiera le importaba la situación”. “Es que todavía viven esperanzados en el sistema”, le contesté.
El sueño me pasó por la mente y le pregunté: ¿Qué pasa cuando se muere la esperanza? Desconcertado me contestó algo así como que “todo se acaba”. Pensando en el sueño le dije: “¡NO! ¡Es cuando comienza uno a luchar!”
Ahora con los acontecimientos horrorosos de Ayotzinapa, también se perdió La Esperanza de que alguien viniera a salvarlos.
Como consecuencia han sido tomados por los pueblos 28 de los 81 municipios de Guerrero y se empezaron a regir por los usos y costumbres con los que las comunidades se habían regido desde antes de la imposición europea.
En una entrevista a un estudiante que sobrevivió le hicieron el cuestionamiento: “¿Cómo ven las elecciones después de la masacre en Iguala?”. Su contestación fue muy clara. “No queremos votar por narcotraficantes disfrazados de políticos”.
En Guerrero terminó la ilusión de Esperanza en los discursos vacíos de narco políticos. El telepromter de la Tele Vicia promoviendo los Siete Pecados escapados de la Caja de Pandora ya no pega. Pero el pecado más grande, el pecado promovido por los colonizadores desde Grecia hasta los peregrinos; El Pecado que venden en la pantalla de televisión, en la radio, en el internet, en las Iglesias, es El Pecado de La Esperanza.
Esperanza de que en las siguientes elecciones entrará alguien que “de verdad se preocupa por la gente”. Esperanza que las promesas de seguridad pública se cumplan y los policías no cobren mordida, no insulten, no golpeen a la gente, no torturen y no mientan cuando lo hacen.
Esperanza de que los soldados protejan al pueblo y no sean unos corruptos, asesinos y drogadictos.
Sin embargo, nada de eso pasará mientras La Esperanza domine a su rival la Señora Lucha. Algo entendían los griegos cuando encerraron La Esperanza vestida de ilusiones y falsas promesas. Desde Atenas hasta todas las Capitales Mundiales de la mentira y la perversión reina La Esperanza.
Solo cuando la expulsemos de nuestro ser comenzaremos a luchar con la conciencia despierta, sin el aturdimiento de una visión nebulosa de 520 años invadiendo nuestro ser.
Tenemos que despejar lo ilusorio para ver la luz del sol con todo su esplendor. Mirar la luna y las estrellas con toda su magnificencia, sin que nadie se atreva a Esperanzarnos. Que no nos vengan con romanticismo a bajarnos La Luna y Las Estrellas como en los cuentos de hadas.
Nadie cree ya en el Príncipe Azul ni en El Don Quiote de la Lacandona.
El pobrecito se suicidó y nos reveló que también Marcos el enmascarado, fue un invento para deslumbrar a los ilusos que no sabían que detrás del Sub comandaba La Señora Lucha Maya. La Señora Lucha eliminó La Ilusión de Marcos para que Galeano viviera.
Contra La Lucha del Pueblo, el gobierno invasor siempre venderá La Esperanza disfrazada con otros nombres como Democracia, Libertad, y Justicia. Pero en su lugar impone sobre los pueblos originales Despotismo, Esclavitud e Injusticia.