Jorge Daniel Camarena coordinó la publicación del Washington Post en México y ha sido coeditor de política. Se ha especializado en la agenda binacional entre México y Estados Unidos.
El pasado miércoles 12 de agosto, el máximo árbitro electoral mexicano, el Instituto Nacional Electoral (INE) tomó la determinación de considerar las repetidas violaciones a la norma electoral, por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), cometidas antes y después de la jornada comicial del pasado 7 de junio, como conductas que no fueron de “gravedad extrema”.
La determinación del INE ocurrió en el contexto de una solicitud ciudadana para quitarle su registro como partido político nacional al Verde Ecologista.
De acuerdo con lo reportado por el diario mexicano El Financiero, hasta el 10 de mayo de este año, el Partido Verde Ecologista de México ha sido objeto de multas que en total suman 519, 919, 402 millones de pesos.
Tal monto representa 190, 623, 803 millones de pesos más que su financiamiento autorizado para los comicios del 7 de junio.
La decisión de no retirarle el registro al PVEM fue apoyada por siete de los 11 consejeros que conforman al INE –incluido el presidente del órgano, Lorenzo Córdova Vianello.
Sólo Pamela San Martín, Javier Santiago, Arturo Sánchez y Roberto Ruiz fueron los únicos consejeros quienes consideraron que las conductas del partido satélite del PRI serían una afrenta al proceso y credibilidad electoral.
Desde la perspectiva de Córdova y de la Consejera Adriana Favela, presidenta de la Comisión de Quejas y Denuncias, la resolución no puso en riesgo al sistema democrático y constitucional del país, ni cancela los hechos ilícitos del PVEM. Según ellos, las violaciones del Vede podrán ser valoradas junto con otras conductas y, caso de que dicho partido continúe con acciones que contravengan la normativa electoral, recibirá mayores sanciones. Qué ideal, ¿no?
Del otro lado del pasillo, el consejero Arturo Sánchez argumentó que “los actos ilícitos cometidos por el Partido Verde repercutieron de manera sumamente negativa, no sólo en el proceso electoral federal y los locales que acaban de terminar, sino en consecuencia con el ejemplo y las premisas que se establecen en procesos electorales que podrían venir en adelante, pues se sentaría un precedente de que un partido político podría (…) o en la percepción pública, violar la ley, buscando obtener más votos sin consecuencia más que una sanción económica”.
La resolución del INE es, muy probablemente en un país de ensueño, en el que las leyes se respetan, la adecuada en cuanto al hecho de que no puede juzgarse ni sancionarse de nueva cuenta conductas que ya han sido sancionadas. Sin embargo, el escenario de México es completamente diferente.
El mensaje que envía el INE es que las leyes se pueden violar repetidamente con consecuencias mínimas para los transgresores, ya que quedó comprobado que dicho instituto político utilizó las violaciones a la ley electoral como una estrategia para conseguir votos.
Encore
Ayer, el Partido Acción Nacional vivió su elección interna para elegir al sucesor de Gustavo Madero –quien se va la Cámara de Diputados por la vía plurinominal– en la dirigencia nacional de este partido.
Los resultados no fueron sorpresivos. Según el conteo oficial, hasta poco antes de la media noche de ayer, el ex diputado queretano, Ricardo Anaya Cortés, se impuso de manera arrasadora a su contrincante, el senador con licencia, Javier Corral Jurado, con 81% de los sufragios de los militantes panistas. Corral apenas logró el 16 por ciento.
Desde hace meses, el relevo era inminente. Basta recordar que durante la licencia de Madero para contender por la diputación que ocupará en la nueva legislatura, Anaya fue el presidente interino del PAN. La maniobra fue una suerte de entrenamiento para el joven panista. De no ser por la candidatura sorpresiva de Corral, el camino de Anaya a la presidencia del albiazul habría sido terso y sin contendientes.
Pero, ¿realmente hubo democracia en el PAN?
El 12 de agosto, en su columna en el diario El Universal, Ricardo Alemán expuso que “son muchos los que aseguran que la disputa entre Ricardo Anaya y Javier Corral” fue “una grosera pelea arreglada” y el premio de consolación para Corral será “la codiciada coordinación parlamentaria del Senado de la República” ¿Será?