Boston.- A medida que Estados Unidos y Cuba restablecen relaciones, universidades de ambos países aprovechan el levantamiento de las restricciones para generar vínculos académicos.
Meses después que Estados Unidos levantó parcialmente las restricciones sobre los viajes, varias universidades han logrado acuerdos con instituciones cubanas para crear programas de intercambio cultural de estudiantes y profesores. Otras universidades estadounidenses planean viajes de estudios a Cuba y en ambos países se inician proyectos de investigación.
“Creo que habrá una explosión de esa clase de colaboraciones”, dijo Mauro Guillén, director del Instituto Lauder de Estudios de Gerencia e Internacionales de la Universidad de Pennsylvania.
En la Universidad Auburn de Alabama, la Facultad de Agricultura celebró un acuerdo de intercambio a cinco años con la Universidad Agraria de La Habana. La Universidad del Distrito de Columbia y la Universidad Estatal de California, Fullerton, también firmaron acuerdos con instituciones cubanas.
La Universidad Internacional de Florida está elaborando planes a largo plazo para instalar al menos un campus en Cuba.
Bajo las normas anteriores, algunas universidades obtuvieron permiso para realizar viajes académicos aCuba, pero las autoridades universitarias dijeron que el proceso estaba lleno de barreras burocráticas. Muchos llevaban a cabo el largo proceso de solicitud para verse finalmente denegados.
Estados Unidos levantó parcialmente las restricciones. El turismo sigue estando prohibido, pero las nuevas normas facilitan los viajes con fines educativos.
Esos cambios han generado una “mentalidad de fiebre del oro” para establecer vínculos académicos, dijo Bruce Magid, decano de la Universidad Brandeis de Administración Empresaria en Waltham, Massachusetts.
“Creo que planificar los viajes será significativamente más fácil”, dijo Magid, quien ha encabezado varias visitas a Cuba en años recientes.
La ola de intereses académicos abarca una amplia gama de disciplinas, desde la arquitectura hasta la agricultura, pero son las instituciones de estudios empresariales las que se han apresurado a establecer vínculos con la isla, tanto para estudiar la evolución de su economía como para explorarla como tierra virgen para los negocios si Washington levanta el embargo comercial.
“Muchos de mis estudiantes quieren ir a Cuba, no solo para aprender sobre ese lugar fascinante sino porque consideran que en un futuro muy próximo podrán hacer negocios allá”, dijo Guillén.
Para muchas universidades, Cuba representa una reserva en gran medida intacta de futuros estudiantes.
A pesar de los obstáculos persistentes, las oficinas de ingreso ya están elaborando planes para atraer a estudiantes de Cuba, como lo hacen en Europa o Sudamérica.
El Servicio de Exámenes Educativos, que administra los exámenes de grado en Estados Unidos, anunció recientemente que empezará a tomar exámenes en Cuba.
“Cuba probablemente tiene los patrones educativos más elevados de toda Latinoamérica”, dijo Guillén. “El nivel educativo de la población general es relativamente alto y sería maravilloso atraer a grandes contingentes de esos estudiantes a Estados Unidos”.
La mayoría de los estudiantes cubanos tendría que recibir ayuda financiera, pero hay mucho interés en recibir educación en Estados Unidos.
“Aquí nosotros damos dos años de inglés, o sea que con relación al idioma creo que estamos bien preparados”, dijo Omar Concepción, estudiante de física en la Universidad de La Habana. “Por el lado de la física (los estadounidenses) están muy desarrollados, o sea que para nosotros sería muy provechoso”.
A pesar de los progresos, algunos expertos son renuentes a anunciar una nueva era de intercambio académico libre entre los dos países. En muchos sentidos, todavía existe una gran brecha entre ambos, dijo Jorge Duany, director del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de Florida.
El embargo comercial limita la actividad, dijo Duany y podría impedir que los investigadores presenten o vendan sus obras. Agregó que el estado cubano controla con firmeza las universidades y los estudiantes.
“Los académicos estadounidenses están habituados a decir lo que piensan sobre el tema que se les ocurra y en general no pasa nada”, dijo Duany. “Cuba es otra clase de sociedad”.
Otras restricciones incluyen el atraso de la infraestructura en Cuba, dijo Guillén. El acceso al internet sigue siendo relativamente escaso, pero confía en que las nuevas relaciones entre las universidades cumplirán un papel en la reconciliación entre los dos países.
“La colaboración y el intercambio educativos son consecuencias de la apertura, pero a la vez contribuirán a profundizar y acelerar la apertura”, aseguró Guillén.