Davis, California.- Miguel Dávila tenía razón para ser escéptico cuando la universidad de California en Davis creó un espacio claramente delimitado en el campus para los estudiantes que llegaron a Estados Unidos sin autorización siendo niños.
Al no contar con permiso de trabajo y residencia en el país que desde que tiene 9 años considera su patria, el originario de Perú tuvo que rechazar dos ofertas de admisión de otras universidades porque no podía pagarlas. Cuando sus amigos le preguntaban por qué no pedía apoyo financiero cambiaba el tema de conversación.
Ahora Dávila, de 21 años, se siente aliviado al saber que existe un centro de recursos que atiende a unas 200 personas que carecen de residencia legal a quienes se brinda asistencia jurídica, asesoría académica y asistencia de salud mental.
Con la reforma inmigratoria estancada en el Congreso, un número pequeño pero cada vez mayor de universidades públicas y privadas dan la bienvenida a alumnos que fueron traídos sin autorización a Estados Unidos cuando eran niños.
Escuelas de California, Illinois y otros estados con gran población de inmigrantes no autorizados están ofreciendo asistencia financiera propia, becas donadas privadamente, asesoría jurídica y oficinas especializadas en los recintos universitarios para apoyar a esos estudiantes.
Janet Napolitano, presidenta de la Universidad de California, acogerá el jueves una conferencia de dos días sobre cómo las instituciones de estudios superiores pueden servir mejor a los estudiantes que viven en el país sin autorización.
En los siete meses que han pasado desde que se abrió el centro con un presupuesto de 500.000 dólares, Dávila ha recibido asesoría legal sobre estudios en el extranjero, asesoría sobre su carrera y ha desarrollado un sentido de pertenencia.
“Cuando no tienes residencia tienes el miedo sobre qué pensará la gente de ti”, dijo. “Me ha ayudado que persones que no pertenecen a mi círculo familiar me impulsen, que me digan que estoy haciendo las cosas bien y que puedo hacer lo que quiera”.
La universidad St. Peter de Nueva Jersey anunció en noviembre que crearía un centro como el que ya existe en California-Davis. La Emory en Atlanta, La de Nueva York y la Tufts, de las afueras de Boston, planean permitir el ingreso de estudiantes inmigrantes a fines de este año y que compitan con ciudadanos estadounidenses que requieren apoyo financiero.
“Las cosas que hacemos para los estudiantes sin residencia no son distintas a las que debíamos hacer para todos, que es ayudarlos a tener éxito”, dijo Daniel López, vicepresidente asociado de Asuntos Estudiantiles en la universidad Northeastern Illinois en Chicago, que designó un asesor y maestros especializados para trabajar con 265 estudiantes procedentes del este de Europa, Corea y América Latina que carecen de residencia legal.
Esas políticas tienen como antecedente la aprobación de leyes o políticas en 21 estados que permiten a migrantes sin residencia pagar cuotas universitarias equivalentes a las de ciudadanos. Esos inmigrantes con conocidos como “Dreamers” a propósito de la Ley para el Desarrollo, Asistencia y Educación para Menores Extranjeros, que busca dar a estas personas un camino hacia la ciudadanía estadounidense, a través de los estudios.
La aplicación de esas políticas no ha quedado exenta de controversias ya que luego de que la universidad estatal de California en Long Beach creara un sitio para 650 dreamers en marzo, integrantes del Partido Republicano en la institución pidieron a la junta rectora que interviniera.
California es uno de cinco estados donde los estudiantes que no son elegibles para recibir ayuda federal y préstamos debido a su falta de residencia puede solicitar préstamos educativos estatales.