Las Vegas.- Mientras Donald Trump se reafirma como favorito en las primarias republicanas, los rivales del magnate multimillonario tendrán una nueva oportunidad de desafiarlo en el escenario de un debate antes de los comicios en varios estados de la semana que viene, conocidos como el Súper Martes.
Es probable que la situación sea más apremiante para los otros aspirantes republicanos de lo que querrían que piensen los votantes. Pero por ahora, los senadores Marco Rubio y Ted Cruz han mostrado poca disposición a enfrentarse al ex astro de reality show en actos de gran repercusión nacional.
Eso podría cambiar el jueves por la noche en Houston.
“La gran y abrumadora mayoría de republicanos no quieren que Donald Trump sea nuestro candidato”, afirmó Rubio en NBC, sugiriendo que Trump está ganando sólo porque los otros candidatos han dividido a la mayoría del electorado.
Por su parte, el magnate neoyorquino predijo que la relativa paz entre Rubio y él está a punto de desaparecer. El noveno debate republicano de la campaña por la candidatura a la presidencia se celebrará apenas unos días antes de que 11 estados designen a sus candidatos, una jornada que consolidará el liderazgo de Trump o permitirá a sus rivales frenar su avance hacia la candidatura.
“Sigue habiendo tiempo, pero no mucho”, comentó Liz Mair, activista republicana que lidera un movimiento contra Trump. “La estrategia de ignorar al favorito no está funcionando. Cruz y Rubio tienen que atacar juntos para dar problemas a Trump”.
La forma de hacerlo aún está por descubrir. Por ahora Trump se ha mostrado mayormente impune a los ataques políticos tradicionales, algo en lo que se regodeó el miércoles. “Parece que tengo un registro muy bueno cuando se deciden a venir a por mí”, dijo a NBC el magnate neoyorquino de los bienes raíces.
La tarea se complica por el cambio de estrategia, de una centrada en cada estado a una nueva fase de la carrera en la que los candidatos deben competir en varios estados a la vez. El próximo martes habrá votaciones en una combinación de estados entre los que están Texas, Georgia, Arkansas, Massachusetts y Virginia, y en las semanas posteriores habrá más primarias.
“Ahora estas campañas están en posición de tener que utilizar los debates para intentar formar o cambiar la percepción de los votantes en más de una docena de estados en cuestión de 18 ó 19 días”, dijo el estratega republicano Kevin Madden. “Es una tarea sobrehumana”.
Trump ganó el martes en las asambleas partidarias de Nevada con más del 45% de los votos, logrando con autoridad su tercera victoria consecutiva. Rubio adelantó a Cruz para hacerse con el segundo puesto por segunda ocasión consecutiva, mientras que el gobernador de Ohio John Kasich y el neurocirujano retirado Ben Carson quedaron muy rezagados.
En su intento de presentarse como alternativa a Trump, Cruz y Rubio tienen sus propias vulnerabilidades.
Cruz llega al debate en el momento más bajo de su campaña presidencial, tras un cambio de personal y tres primarias consecutivas en las que quedó tercero.
El senador de Texas despidió el lunes a un asesor importante después de que su empleado difundiera un artículo noticioso poco preciso sobre que Rubio había criticado la Biblia durante un encuentro casual con el padre de Cruz. El despido da credibilidad a las acusaciones de Trump y Rubio sobre que Cruz dirigía una campaña poco ética.
Incluso en un momento de vulnerabilidad, Cruz apuntó el miércoles a una estrategia agresiva para el debate. En conversaciones con periodistas en Houston, el senador tachó a Trump y Rubio de “negociantes de Washington”. Rubio, afirmó Cruz, trabajó con demócratas en una propuesta de reforma migratoria mientras que Trump ha dado dinero a demócratas y apoyado algunas de sus prioridades en años recuentes.
“No creo que la gente de Texas, y no creo que la gente de este país, quieran a otro negociante de Washington que vaya y ceda más ante los demócratas, retrocediendo ante la fracasada estrategia liberal”, dijo Cruz.
Rubio, por su parte, tuvo una crisis en horario de máxima audiencia hace dos debates. El senador de Florida se repitió varias veces en un debate en new Hampshire hace menos de tres semanas, provocando lo que ahora describe como “la decepción de New Hampshire”. Evitó un error similar en el debate posterior, pero los críticos de ambos partidos se lanzarán sobre cualquier cosa que indique que el legislador de 44 años no tiene la preparación suficiente como para instalarse en la Casa Blanca.
Pero Rubio, que ha sido reacio a referirse públicamente a Trump por su nombre, se mostró más agresivo el miércoles.
En un acto en Houston, criticó a Trump afirmando que no se había opuesto con firmeza a la ley federal de atención sanitaria apodada como “Obamacare” por sus detractores.
El senador de Florida también dijo que “el favorito en esta carrera, Donald Trump, ha dicho que no tomará partido entre Israel y los palestinos porque quiere ser un mediador honesto”.
Rubio afirmó que no existía tal cosa “porque la Autoridad Palestina, que tiene fuertes lazos con el terrorismo, enseña a los niños pequeños, de 5 años, que matar judíos es algo glorioso”. También mencionó a Trump al acusarlo de pensar que “partes de Obamacare están bastante bien”, una acusación que provocó abucheos entre los asistentes.
Reforzado por la reciente renuncia del exgobernador de Florida Jeb Bush, Rubio ha conseguido un nuevo impulso terminando segundo en dos primarias. SU equipo está convencido de que deben deshacerse de Cruz antes de volver toda su atención contra Trump.
Rubio también dijo que respondería a Trump y Cruz si le atacan en el debate del jueves, pero que “no me presenté al cargo para destrozar a otros republicanos”.
Después de ocho debates, no está claro qué clase de ataques funcionarían contra Trump. Como podría sugerir su currículum, ha demostrado ofrecer un gran espectáculo en televisión.
“Parece que a la gente le gusta Trump diga lo que diga”, comentó el estratega republicano John Feehery. “Este debate trata de quién es la alternativa a Trump”.