Washington.- Tras declarar “nulas y sin validez” las reformas promulgadas por el presidente Barack Obama en el tema de inmigración, los republicanos en la Cámara de Representantes se disponen a aprobar el presupuesto federal sin más controversia, cerrar sesiones para fin de año y retomar el tema cuando su partido domine el Senado a partir de enero.
Aunque no hay garantía de ello.
De ser así, sería una rara vez, desde que los republicanos tomaron el control de la cámara baja hace cuatro años gracias al apoyo del movimiento conservador Tea Party, que se sigue el plan establecido. Prueba de ello es el cierre parcial del gobierno el año pasado, los aumentos de impuestos aprobados en 2012 y las concesiones en el tema impositivo que tuvieron que aceptar en 2011.
Tampoco hay certeza alguna de que los republicanos obligarán a Obama a echarse atrás, aun si se atañen al plan trazado.
“Creemos que esta es la manera más práctica de enfrentarnos a las medidas del presidente”, declaró recientemente el titular de la Cámara de Representantes, John Boehner, aunque no mencionó explícitamente la probabilidad de éxito.
Para bien o para mal, la estrategia tiene tres ramas.
La primera es aprobar una legislación simbólica que declare “nula y sin validez” la orden ejecutiva de Obama en que millones de inmigrantes serían eximidos de ser deportados. Eso fue lo que ocurrió el jueves, con 219 votos a favor y 197 en contra.
La segunda es aprobar el presupuesto para el Departamento de Seguridad Nacional hasta febrero o marzo, sin condiciones en lo referente a inmigración, y aprobar también el presupuesto federal hasta fines del año fiscal el 30 de septiembre. En caso contrario, el jueves a la medianoche el gobierno quedaría sin fondos.
La tercera es renovar la lucha contra la política migratoria de Obama luego que se juramente el nuevo Senado en enero, que estará dominado por los republicanos.
Sin embargo, hay divisiones en las filas republicanas sobre la mejor estrategia a seguir.
“Haber dicho que vamos a hacer todo lo posible para detenerlo, y después quedarnos sin hacer nada, es algo muy perjudicial”, reconoció el representante Mick Mulvaney de Carolina del Sur.
Será por lo menos a mediados de semana cuando se aclare si los disidentes entre los republicanos obligarán a Boehner a asumir una nueva estrategia.
Tras cuatro años tratando de mantener orden en las filas, Boehner dejó claro que esta vez la estrategia no será solamente ideada por la cúpula del partido.
“Hemos escuchado a nuestros miembros, y hemos escuchado a algunos miembros que francamente, son los más que se quejan. Esta es la manera que ellos desean proceder”, declaró Boehner.
No es nada nuevo que legisladores republicanos expresen descontento hacia su liderazgo, especialmente los que ganaron las elecciones de 2010 con el apoyo del Tea Party. Tampoco es novedad que le den prioridad a la unidad partidaria y no a la rigidez ideológica en sus enfrentamientos con la Casa Blanca.
Hace poco más de un año, en una situación parecida a la actual, los disidentes republicanos dejaron en claro que no aprobarían los fondos para adoptar la reforma al sistema de salud. Ello resultó en un cierre parcial del gobierno, y en una caída estrepitosa de la imagen de los republicanos en las encuestas.
Un año antes, cuando se avecinaba el plazo para aprobar el presupuesto a fines de 2012, los disidentes dentro de las filas republicanas resistieron la propuesta de Boehner de nuevas tasas de impuestos para la mayoría de los trabajadores, y de un aumento fiscal para quienes ganen más de 1 millón de dólares al año.
Tras varios días de negociaciones, los republicanos se vieron obligados a aprobar un plan de última hora que le incrementaba los impuestos a individuos cuyos ingresos superaban los $400 mil y para parejas cuyos ingresos superaban los $450 mil, un resultado aun peor de lo que querían.
Al final, no obstante, la única alternativa era aceptar su responsabilidad por los aumentos de impuestos a la clase media, el vencimiento de los subsidios por desempleo a 2 millones de personas afectadas por la recesión, una reducción de 27% en los pagos a médicos que aceptan a pacientes con el seguro de Medicare… y un aumento de sueldo de 900 dólares para los legisladores.