Parkersburg, Iowa.- Hay pocas cosas más ingratas que estar abajo en las encuestas durante una campaña presidencial.
Va poca gente a los actos de campaña. El autobús probablemente no muestre la cara sonriente del candidato. Y por si todo eso fuera poco, muchos de los asistentes a los actos afirman que no están muy convencidos con el mensaje del candidato.
Todos los candidatos de la nutrida contienda interna republicana, no obstante, se sienten muy motivados para recorrer los estados de Iowa y New Hampshire, donde a partir del 1ro de febrero tendrán lugar las primeras asambleas partidarias, que pondrán en marcha las primarias para seleccionar al candidato presidencial. El objetivo común: dar la gran sorpresa.
“Demostremos que la prensa de Nueva York se equivoca totalmente”, declaró Mike Huckabee ante unas 40 personas en el comedor de un hogar de ancianos en Parkesburg, Iowa, la semana pasada. La mitad de los presentes eran residentes del sitio que estaban cenando. Una pareja se fue en plena sesión de preguntas y respuestas.
Huckabee es uno de los que busca un milagro en Iowa, donde ganó la asamblea del 2008. Otro es Rick Santorum, vencedor de la del 2012. También tratan de salvar sus carreras políticas con victorias en Iowa, donde se votará primero, o New Hampshire Rand Paul y Carly Fiorina.
Todos aparecen muy rezagados en las encuestas nacionales e incluso en esos dos estados. Ted Cruz y Donald Trump encabezan las consultas más recientes de Iowa, seguidos por Marco Rubio y Ben Carson. Jeb Bush, Chris Christie y John Kasich aparecen detrás de ese lote en Iowa, pero lucen un poco mejor en New Hampshire.
Ya han quedado varios en el camino: Bobby Jindal, Rick Perry, Lindsey Graham y George Pataki.
Es sabido que un buen resultado en estos primeros estados no garantiza nada. Pero para los candidatos rezagados, puede ser una cuestión de vida o muerte.
John Stewart, abogado de 64 años que vive en Lake Panorama, Iowa, dijo que le gustaban Huckabee y Santorum, pero que no creía que tuviese posibilidad alguna de ganar.
“Ya pasó su momento”, sostuvo en el restaurante Prime Time de Guthrie Center, en Iowa, antes de una presentación de Cruz la semana pasada. “La gente todavía los quiere. Pero Cruz y Rubio son los que lucen mejor. Es la hora de Cruz”.
Huckabee, que aparece tan bajo en las encuestas que ni siquiera pudo participar en el último debate republicano, dice que mucha gente decide por quién votar encima de los comicios. Pero admitió que Iowa es “crucial” para sus aspiraciones.
“No quiero decir que tenemos que terminar primero, segundo, tercero o cuarto. Mucho dependerá de cómo se presentan las cosas”, manifestó.
Las sorpresas son habituales en las asambleas de Iowa. Huckabee y Santorum ganaron pese a que estaban atrás en las encuestas. Pero este año, Cruz y Trump parecen haber captado buena parte del voto conservador y de los evangélicos que los apoyaron en el pasado.
Desde ya, hay muchas razones por las que un candidato puede decidir permanecer en la contienda. Algunos quieren promover su filosofía política o posicionarse para conseguir lucrativos contratos para escribir libros o hacer presentaciones televisivas. Y siempre está la perspectiva de algún puesto en el gabinete, o incluso la vicepresidencia.
Santorum, quien atrajo unas 45 personas durante una recepción en una casa de los suburbios de Des Moines el jueves pasado, dice que cree en los votantes de Iowa.
“Tres semanas y media es mucho tiempo”, expresó Santorum. “Hace cuatro años, el 50% de la gente que votó se decidió en la última semana”.
Pese a derrotar por escaso margen a Mitt Romney, quien se llevaría la nominación, en el 2012, Santorum estuvo el resto de la contienda bien retrasado. Nunca consiguió el apoyo necesario como para participar del debate de los favoritos y ha centrado toda su atención en Iowa, donde pasó mucho tiempo y visitó sus 99 condados en septiembre.