Cap-Haitien, Haiti.- Mathieux Saint Fleur estuvo virtualmente ciego durante dos décadas, pero acaba de recuperar la vista. Mientras el paciente haitiano de 75 años yacía sobre la mesa de operaciones en el quirófano, un oculista cirujano estadounidense devenido político —el aspirante a la candidatura presidencial republicana Rand Paul— le aseguraba en un creole rudimentario que la operación estaba casi completada.
“A la gente hay que alentarla diciéndole que no falta mucho”, explicó Paul, sin quitar la vista de Saint Fleur.
Mientras muchos de sus rivales cortejaban a los votantes en Iowa y New Hampshire durante el fin de semana, el senador de Kentucky se sumó a un equipo de oculistas cirujanos en una misión de cuatro días a Haití, para operar a casi 200 que no habrían perdido la vista si hubieran vivido en Estados Unidos, pero aquí, en la nación más pobre del continente, es normal que se vaya perdiendo la vista sin acceso a las operaciones de cataratas.
“Si Jesús me devolviese la visión, estaría feliz”, afirmó Saint Fleur, a quien le removieron una catarata de gran tamaño del ojo izquierdo. Agregó que deseaba recuperar la vista para ver a su familia.
Es uno de decenas de haitianos, tanto adultos como niños, que concurrieron a la Vision Plus Clinique en un edificio de dos pisos como tantos otros en el corazón de la mayor ciudad en la costa norte de Haití, pero custodiado por policías y un grupo de guardias privados para la misión.
Considerado un candidato formidable durante gran parte del año pasado, la posición de Paul en la puja por la candidatura republicana se vio opacada por la ruidosa irrupción del empresario multimillonario Donald Trump. El apoyo declinante que revelan las encuestas de opinión podrían poner en peligro su participación en el debate de los candidatos de primera línea el mes próximo, mientras se esfuerza por atraer donantes para continuar el legado de su padre.
Paul admitió la situación durante una entrevista en un hotel de Cap-Haitien. “Es como el patio de la escuela. Una vez que salen todos se produce un amontonamiento”, comentó Paul sobre la puja electoral para 2016. “Y yo estoy debajo del montón desde hace un par de semanas”.
Sin embargo, hay motivos de optimismo si se tiene en cuenta a Gary Heavin, un donante republicano multimillonario que acompañó a Paul durante gran parte de la semana después de traer al senador y algunos de los otros oculistas en su jet privado.
Heavin, fundador de los clubes de salud Curves, con sede central en Texas, ha estado activo en las obras de caridad para Haití desde que un terremoto en 2010 dejó más de 100.000 muertos y dejó sin hogar a millones de personas en la capital Puerto Príncipe. Un 75% de la población permanece sin electricidad.
“Si apoyo a alguien en el Partido Republicano es a él”, afirmó Heavin en una entrevista frente a la clínica mientras Paul atendía pacientes. Agregó que tiene la capacidad de donar más de 10 millones de dólares y que respaldará a Paul si confía en su capacidad.
El viaje fue organizado por el Moran Eye Center, de la Universidad de Utah, que efectúa misiones similares en varios países. El grupo de Haití completó 109 operaciones de cataratas en los tres días en que participó Paul y espera concluir casi 200 cuando termine la misión el sábado.
Después de la operación, Saint Fleur exclamó desbordante de emoción “¡Veo! ¡Veo!” y empezó a abrazar a todos y le dijo a Paul por medio de un intérprete: “si fuera por dinero no podría haberlo hecho. Eres un enviado de Dios”.