Nueva Orleans.- Al cumplirse el pasado sábado 10 años de que el huracán Katrina devastó a Nueva Orleans, la comunidad hispana está siendo reconocida y apreciada por haber hecho la mayor parte del trabajo de reconstrucción de la ciudad.
Más de 100 mil hispanos llegaron a Nueva Orleans en los primeros meses después de la tormenta, para participar en los trabajos de reconstrucción, y muchos se quedaron a vivir en la ciudad, transformándola en una nueva Nueva Orleans, con un sabor más latino.
Trabajadores mexicanos, hondureños, guatemaltecos y de otros países llegaron a esta ciudad a realizar trabajos de remoción de escombros, limpieza y construcción.
“Antes de Katrina veía uno a un camarada y uno lo festejaba con un grito; ahora ya estamos por donde quiera”, dijo el inmigrante mexicano Omar Oseguera, propietario de la taquería El Gordo.
Oseguera tiene su establecimiento sobre el Bulevar Williams, en el área de Tener, un suburbio al oeste de Nueva Orleans donde la presencia de la población hispana pasó del 14 al 23 por ciento en la década posterior a Katrina.
En dicha zona se pueden observar ahora múltiples restaurantes y tiendas de comestibles orientados a la comunidad latina.
La afluencia de inmigrantes hispanos al sureste de Luisiana, desde 2005, ha sido uno de los cambios demográficos más significativos de la última década en Estados Unidos.
Los hispanos son el único grupo étnico cuya población ha aumentado en todas las ocho parroquias (condados) que integran el área metropolitana de Nueva Orleans.
El aumento más importante se ha dado en la Parroquia Jefferson, donde casi se ha duplicado la población hispana para ubicarse en cerca de 60 mil residentes en 2013, un salto de casi el 80 por ciento en comparación con el censo del año 2000.
“La desgracia de unos fue una bendición para otros”, consideró Oseguera, al recordar cómo el huracán provocó que miles de residentes perdieran sus casas y fueran desplazados, pero generó también miles de empleos para los inmigrantes.
A diferencia de lo que suele ocurrir en otras partes de Estados Unidos, el aumento de la población hispana no ha generado aquí sentimientos xenófobos o antiinmigrantes.
La semana pasada, el gobierno de la ciudad reconoció con una serie de resoluciones a los grupos y organizaciones de trabajadores hispanos que ayudaron a reconstruir las comunidades a lo largo de Nueva Orleans, tras el paso de Katrina.
Pero el aprecio a la contribución de los inmigrantes va más allá de resoluciones.
Nueva Orleans se ha convertido ahora en una ciudad “santuario” para los inmigrantes. Los agentes de policía tienen la orden de no cuestionar a la gente sobre su estatus migratorio, ni colaboran tampoco con las redadas federales de inmigración.
“Ahora tenemos una mejor Nueva Orleans”, aseveró contundente Nelson Galeana, un inmigrante hondureño que reside en esta ciudad desde 1994.
“Ha mejorado para bien. Se ha generado bastante trabajo para nuestra gente latina. Los hispanos han mejorado considerablemente después de Katrina”, aseguró.
“Tenemos más comercios latinos, más restaurantes. Los inmigrantes que llegaron a Nueva Orleans, después del huracán, llegaron con más espíritu empresarial”, sostuvo.
La ciudad también tiene mejor transporte público, mejores escuelas, nuevos hospitales, indicó Galena, quien reconoció que lo que no ha mejorado ha sido el combate a la delincuencia.
“El crimen ha crecido, han aumentado los asaltos, por el factor de la droga y las pandillas”, comentó.