Winston-Salem, Carolina del Norte.- Entre mostradores con aguacates y toronjas, Adolfo Briceño se acerca a clientes en un atareado supermercado hispano para preguntarles si tienen seguro médico.
Vayan hacia la izquierda de los ramos de flores, les dijo a decenas de compradores un sábado reciente, y verán una mesa cubierta con el logotipo de Blue Cross and Blue Shield de Carolina del Norte y a su agente, que habla español.
Una estación radial local de música mexicana está haciendo una transmisión en vivo desde afuera del mercado y periódicamente menciona a Blue Cross, mientras una fila de personas curiosas le preguntan sobre cobertura al agente.
Esos enfoques atípicos a la venta de seguro médico están ocurriendo en todo el país desde que comenzó a mediados de noviembre la segunda ronda de registro abierto bajo la nueva ley de salud. Compañías de seguro y algunos estados están concentrando sus esfuerzos en inscribir a hispanos, un grupo que representa una gran porción de las personas sin seguro en el país pero que en el primer año apenas se registró para cobertura.
Los hispanos representaron apenas 11% de los registrados en las pólizas privadas ofrecidas durante el primer período de inscripciones, que concluyó en marzo.
Elevar sustancialmente el número de personas enroladas más allá de los 6,7 millones registrados en el primer año dependerá en gran parte de llegar a personas que han estado sin seguro médico durante años o no lo han tenido nunca. Y eso significa apuntar seriamente a las comunidades hispanas.
Tras hablar con el agente de Blue Cross mientras estaba de compras en el supermercado de Winston-Salem, Gabriela Camacho, de 21 años, se enteró de que las pólizas para su madre, de 41 años, y su padre, de 46, muy probablemente costarán menos de 100 dólares mensuales cada una tras subsidios del gobierno.
La reciente orden ejecutiva del presidente Barack Obama referente a los inmigrantes que viven ilegalmente en el país, que en parte ayudará a padres de niños nacidos en Estados Unidos, no hará a esos inmigrantes elegibles para comprar seguro médico en los mercados federales establecidos bajo la ley ni a solicitar los créditos de impuestos que rebajarían el costo de seguro.
Aun así, promover el programa entre los hispanos elegibles y convencerles para que se registren son prioridades grandes para los partidarios de la ley.
De los más de 10 millones de hispanos elegibles para cobertura bajo la ley de salud durante el primer período de inscripciones, se proyectaba que 80% tuviesen derecho a subsidios gubernamentales que ayudan a rebajar las primas mensuales, Medicaid en los estados que optaron por expandir el programa o cobertura para sus hijos, de acuerdo con el Departamento de Salud.
Varios factores han contribuido al bajo número de hispanos registrados hasta ahora. Reportes del Urban Institute y el grupo de estudios de salud de la firma de consultoría y contabilidad PwC menciona temores de deportación de familiares que viven ilegalmente en el país, barreras lingüísticas, preocupaciones sobre privacidad y una falta generalizada de familiaridad con los mercados de seguros.
“Los hispanos tienen un tremendo poder adquisitivo, pero nuestra investigación muestra que además han tendido más que otros consumidores a demorar decisiones de seguro médico y no tienen gran fe en el sistema de salud de Estados Unidos”, dijo Fran Lemmon, un consultante de PwC que asesora a aseguradoras estadounidenses.