Dallas.- El inmigrante mexicano Ángel González González, liberado la semana pasada tras 20 años en una cárcel de Illinois por un delito que no cometió, solicitó hoy en el Consulado de México en Chicago su pasaporte.
“Me siento bendecido”, dijo González en entrevista telefónica este lunes con Notimex.
“En mi caso fue mucha la gente que me ayudó”, comentó al hacer extensivo su agradecimiento a sus abogados, a las autoridades estatales de Illinois, a los funcionarios consulares y al gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez Márquez, su estado natal.
Sin embargo, dijo, “fue mi familia, mi madre, mi padre mis hermanos, mi exnovia quienes me ayudaron a sostenerme y a no perder la fe. Ellos siempre creyeron en mí”.
Añadió: “me rodeé de gente positiva y encontré a Dios en ese lugar; sabía que algún día recibiría la ayuda” que requería para salir de ahí.
Ángel tenía 20 años y poco tiempo de haber llegado a Estados Unidos cuando fue acusado y declarado culpable de la violación y secuestro de una mujer en la comunidad de Waukegan, Illinois, el 10 de julio de 1994.
Tras un rápido juicio, González fue sentenciado a 55 años de prisión.
“No es fácil salir adelante, mantenerte, cuando estas ahí. Es algo que no puedo explicar, la soledad, la tristeza que se siente, aunque estés rodeado de dos mil más como tu y sientes que te vas a rendir”.
Añadió que en esos momentos difíciles “tienes que pensar en los demás, en tu familia, que también están sufriendo contigo, están también haciendo tiempo contigo”.
“Tienes que buscar la espiritualidad y eso ayuda muchísimo”, afirmó González, al sostener que no siente rencor por los años que pasó en prisión aun cuando era inocente.
González dijo que no podía afirmar si fue víctima de algún tipo de discriminación de las autoridades que lo acusaron, pero si indicó que “los oficiales que manejaron mi caso fueron muy injustos”.
“El sistema legal no es perfecto; no son profesionales y se cometen injusticias como la mía. La ley falla por cualquier razón”, comentó.
Demuestra su inocencia
Durante su condena, Ángel recibió una sentencia adicional de tres años de prisión, por haber destruido un lavamanos en un momento de frustración y coraje por la situación que atravesaba, aunque ese cargo fue desechado para que pudiera recuperar su libertad.
La inocencia de González pudo demostrarse por la insistencia de abogados de la agrupación Innocence Project de que se efectuaran pruebas de ADN a las evidencias del crimen, que al ser analizadas este mes mostraron la ausencia de material genético del mexicano.
Eso condujo a las autoridades a solicitar la semana pasada que se desecharan las acusaciones contra Ángel, quien fue liberado la noche del pasado 10 de marzo del Centro Correccional de Dixon, Illinois, luego de pasar la mitad de su vida tras las rejas.
Dijo que en los últimos seis días ha estado “disfrutando de la comida de mi mamá”. Toda la familia de Ángel reside en Waukegan, un suburbio al norte de Chicago, y tiene ya la ciudadanía estadunidense, por lo que el también desea permanecer en este país.
“Quiero estudiar y seguir superándome”, comentó al precisar que le gusta la mecánica y que por ahí podía ser su nuevo campo de desarrollo, tras haber estudiado sólo la primaria en México.
“La prisión me abrió los ojos para ser una persona positiva, para no dejarte vencer y para aprovechar las oportunidades para ser cada vez mejor”.
Ángel expresó su esperanza de que su caso pueda servir a otras personas para que se superen y no pierdan la fe.
Durante su visita al consulado mexicano en Chicago este lunes, Ángel tramitó su pasaporte para ir obteniendo la documentación necesaria para desarrollar su vida normal y se reunión con el cónsul Carlos Martín Jiménez Macías, a quien agradeció la ayuda otorgada en su caso.
En el encuentro, González Macías reiteró a Ángel todo el apoyo del gobierno de México y reconoció la labor de las organizaciones Innocence Project y National Immigration Justice Center (NIJC) que colaboraron para la exoneración y liberación del connacional.