Washington.- Los ataques de Estados Unidos y cinco países árabes a los baluartes del grupo Estado Islámico en el corazón de Siria lograron su objetivo estratégico de demostrar a los extremistas que sus ataques no quedarán impunes, sostuvo el martes el jefe de las fuerzas armadas estadounidenses.
En los ataques del lunes por la noche se utilizaron aviones y misiles Tomahawk lanzados desde dos naves en el Mar Rojo y el norte del Golfo Pérsico.
“Queríamos asegurarnos de que el ISIL supiera que no tienen refugio, y sin duda lo logramos”, dijo el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey, en una entrevista con un pequeño grupo de reporteros cuando regresaba a Washington luego de una semana en Europa. ISIL es una de las siglas con las que se conoce a la milicia Estado Islámico, que ocupó una parte de Siria e Irak en los últimos meses.
Funcionarios estadounidenses dijeron que los cinco países árabes participaron en los ataques o los apoyaron. Estos fueron Arabia Saudí, Qatar, Bahrein, Jordania y Emiratos Arabes Unidos. Dempsey dijo que cumplieron un papel indispensable al demostrar que la lucha para degradar y derrotar al grupo Estado Islámico no es exclusivamente de Estados Unidos.
“No puedo exagerar” la importancia del papel árabe, dijo Dempsey. Lo calificó de coalición sin precedentes con los estados árabes que ha preparado el terreno para una campaña internacional más amplia contra los extremistas.
Dempsey dijo que los árabes tomaron rápidamente la decisión de participar en los ataques. Apenas el domingo había dicho a la prensa que se necesitaba una mayor participación árabe antes de que el presidente Barack Obama aprobase la campaña aérea.
“Una vez que tuvimos la participación de uno, los demás se unieron rápidamente”, dijo, y añadió que la sociedad se forjó en los últimos tres días. “Tenemos una campaña creíble contra ISIL que incluye una coalición de socios”.
Horas después de que el Pentágono anunciara los ataques del lunes contra blancos de Estado Islámico, el mando central de Estados Unidos indicó que aviones estadounidenses habían realizado ocho ataques “para desbaratar una trama inminente contra intereses estadounidenses y occidentales” por parte de una red de “experimentados veteranos de al-Qaida”, conocida en ocasiones como el grupo Jorasan, que se ha establecido en Siria. No se ofrecieron más detalles sobre la trama.
El mando central señaló que sólo aviones estadounidenses habían participado en ese bombardeo independiente, registrado al oeste de la ciudad siria de Alepo. Entre los objetivos, señaló, había campos de entrenamiento, instalaciones de producción de explosivos y munición, un edificio de comunicaciones e instalaciones de control.
Los ataques contra objetivos del grupo Estado Islámico, producidos en la ciudad de Raqqa y otras zonas del este de Siria, fueron obra de una combinación de cazas, bombarderos y misiles Tomahawk lanzados desde barcos. Forman parte de la campaña militar ampliada que el presidente Barack Obama autorizó hace casi dos semanas con el fin de atacar y destruir a los milicianos de ese grupo extremista, que ha asesinado a miles de personas, decapitado a occidentales —incluidos dos periodistas estadounidenses— y capturado una enorme franja de territorio desde el interior de Siria hasta el norte y el oeste de Irak.