Nueva York.- La diferencia de vida entre los habitantes más ricos y más pobres de Estados Unidos aumentó en la última década, y ahora el 1.0 por ciento de los estadunidenses más acaudalados vive en promedio 15 años más que el 1.0 por ciento más pobre, señaló un estudio.
Publicado este lunes por The Journal of the American Medical Association, el informe destacó que entre 2001 y 2014 los estadunidenses que ganan más dinero en el país aumentaron sus expectativas de vida en tres años en tanto que sus paisanos más pobres se quedaron prácticamente estancados.
El informe indicó que los hombres que pertenecen al 1.0 por ciento que percibe menos ingresos viven un promedio de 72.7 años, en tanto que los hombres con mayores ingresos alcanzan una vida de 87.3 años en promedio, una diferencia de 14.6 años.
El documento concluyó además que las expectativas de vida cambian de manera significativa dependiendo del lugar de residencia de los estadunidenses, y que el promedio de vida entre los habitantes más pobres varía 4.5 años entre aquellos con la más alta y la menor longevidad.
Los pobres de algunas ciudades, como Nueva York y Los Angeles, tienen una longevidad similar a la de sus vecinos de la clase media, y han visto un aumento en sus expectativas de vida en el siglo XXI.
No obstante, en otras parte del país la expectativas de vida para los habitantes más pobres es similar a la de países africanos como Ruanda, que tiene una longevidad promedio de 65 años, además de que siguen apuntando a la baja.
El estudio destacó que las diferencias de vida entre individuos de los segmentos más pobres de la población están también relacionadas con sus hábitos de salud, como el consumo de cigarros, aunque no tienen un vínculo directo con su acceso a cuidados de salud o a factores ambientales.
Raj Chetty, economista de la Universidad de Stanford quien encabezó la investigación, declaró al diario The New York Times que las políticas locales pueden ayudar a la población más pobre a adoptar y mantener hábitos de salud que los ayuden a extender su vida.
Estas políticas locales pueden ofrecer resultados positivos a la población más pobre, independientemente de lo que suceda con las tendencias en la desigualdad en los ingresos, precisó Chetty.
“No quieres pensar solamente en las cosas que van mal para los pobres en Estados Unidos. Quieres pensar en específico en las cosas que van mal para los pobres en Tulsa y Detroit”, expresó Chetty, en referencia a las ciudades con los más bajos niveles de expectativa de vida para sus pobres.