Marshalltown, Iowa.- Una vez más, Donald Trump se robó el show.
La decisión del magnate de no presentarse al último debate previo a la asamblea de Iowa que pone en marcha las primarias republicanas garantiza que él acaparará toda la atención en un momento clave de la campaña presidencial.
La suya es una decisión que, si la tomase cualquier otro aspirante a la nominación republicana, sería probablemente mal vista. En el caso de Trump, no obstante, podría ser considerada una nueva prueba de que es un hombre capaz de renovar el arte de la política en época de campaña.
“Hay que tener valor, y esto refleja el tipo de mentalidad que necesita este país para ser nuevamente grande”, dijo la campaña de Trump.
En lugar de participar en el debate del jueves por la noche, Trump dijo que asistirá a una función para recaudar fondos para veteranos heridos en combate.
Su decisión pone a los demás aspirantes republicanos en una posición incómoda. ¿Cuestionan la actitud del hombre que encabeza las encuestas de los republicanos y ayudan a enfocar más todavía la atención en él? ¿O lo ignoran y dejan que el electorado haga su propia evaluación de la situación?
“Considero que (Trump) maneja a la prensa a voluntad”, expresó el gobernador de New Jersey Chris Christie, uno de los rivales del magnate en la puja por la nominación republicana. “Se le permite hacer cosas que nunca se le ha tolerado a un candidato en la historia”.
La campaña de Trump en pos de la presidencia ha sido marcada por situaciones de este tipo. Cuestionó el heroísmo del senador John McCain por haber sido capturado por los vietnamitas, criticó a la periodista de Fox News Megyn Kelly y fue condenado unánimemente por proponer que se prohíba el ingreso de musulmanes a Estados Unidos.
Después de cada uno de estos episodios, sus rivales, expertos y analistas pronosticaron que su candidatura se vendría abajo. Sin embargo, ha logrado mantener la delantera en las encuestas, demostrando que sabe cortejar a un sector del electorado que cada vez cree menos en los partidos y en las organizaciones periodísticas.
“Creo que hay que empezar a rebelarse de algún modo. Él nos está demostrando eso, emprendiéndola contra la prensa liberal”, declaró Yvonne Galusha, de 57 años y quien acudió a un acto de Trump el martes por la noche en Iowa City para manifestarle su apoyo.
En los últimos días Trump trató de impedir que Kelly fuese una de las moderadoras del debate del jueves. Sus discusiones con Fox News, que organiza el debate, alcanzaron su punto más álgido el martes por la tarde, cuando esa organización se burló de Trump, emitiendo un comunicado de tono sarcástico en el que dijo que los líderes de Irán y Rusia “se proponen tratar injustamente a Donald Trump cuando se encuentren si llega a ser presidente”.
Trump respondió diciendo que no iría al debate.
“Déjenlos que tengan su debate y veamos cuáles son los ratings”, dijo Trump tras anunciar que no asistiría, en lo que sus rivales describieron como una respuesta desubicada y nueva prueba de que no está preparado para la Casa Blanca.
“Si no quiere estar allí, me parece muy bien”, le dijo Christie a Kelly en su programa el martes por la noche. “Pero le digo una cosa: la gente debería preguntarse qué está pasando si no estás dispuesto a dar la cara cuando las cosas no se dan exactamente como quieres”.
Ese tipo de argumentos todavía no han tenido impacto alguno en la popularidad de Trump, quien considera que ese tipo de actitudes les gustan a sus partidarios, recordándoles que él fija sus propias reglas, incluso si ello implica ir en contra de la conducción del partido y de su canal de televisión preferido.
“No pueden jugar conmigo como juegan con todos los demás”, dijo Trump.
La conducción republicana trata de ocultar su desencanto y su preocupación por el enorme poder que Trump está teniendo en las primarias.
“Todos los candidatos tienen derecho a decidir si participan en un debate o no”, dijo Steve Duprey, el dirigente del Comité Nacional Republicanos a cargo de los debates. “El tiempo dirá si esto lo beneficia o lo perjudica”.
El director de la campaña de Trump, Corey Lewandowski, dijo el miércoles que el candidato “no se anda con vueltas… No se mete en negocios malos”.
“Al final del cuentas”, declaró en MSNBC, “va a ser el que ría último”.