Islamabad.- El número de muertos por la intensa ola de calor que afecta a Karachi y otras localidades de la provincia de Sindh, en el suroeste de Pakistán, se elevó a mil 11, mientras el fenómeno empieza a ceder tras cinco días de altas temperaturas.
A pesar de un notable descenso de la temperatura, el pánico se impuso este jueves en la ciudad portuaria, capital de Sindh, ante la saturación de los hospitales, mientras continuan recibiendo a decenas de personas de diferentes barrios de la localidad.
Las autoridades provinciales indicaron que en Karachi unas 40 mil personas han sufrido golpe de calor y al menos siete mil 500 fueron tratadas en el Centro Médico de Postgrado de Jinnah (CCPE), donde murieron 311 personas.
“Más de mil personas que sufrieron algún tipo de afectación por la insolación murieron desde el sábado por la noche, de los cuales 950 se reportaron sólo en Karachi”, comentó un alto funcionario.
De acuerdo con las cifras suministradas por varios hospitales, de las 950 muertes en Karachi, 729 se registraron en los establecimientos de salud administrados por el gobierno y 221 en hospitales privados, reportó el canal paquistaní de noticias Dawn News.
Los funcionarios del gobierno afirman que de los seis distritos de Karachi, los centrales y los del oeste han sido golpeados por la peor ola de calor que se haya registrados en los últimos años.
La Autoridad Provincial de Gestión de Desastres de la provincia de Sindh precisó que los hospitales están desbordados, trabajando con decenas de voluntarios, que no se han dado abasto con el hielo y las camas para los pacientes.
Decenas de cuerpos sin vida cubiertos de moscas se encuentran en los depósitos de cadáveres fuera de la ciudad, mientras en los hospitales los muertos han sido amontonados en la cámara de refrigeración.
Después de días de temperaturas rondando en máximos superiones a 40 grados centígrados, la brisa del mar y la nubosidad han traído alivio a la ciudad portuaria en los últimos dos días.
Las familias de las víctimas también se han enfrentado a enormes retos para enterrar a sus muertos, luego que los panteones han tenido dificultades para seguir el ritmo de la demanda ante el calor abrasador.