Bedford, New Hampshire.- Marco Rubio ha dado un enorme vuelco en su postura hacia la inmigración ilegal, uno de los temas que más lo lastima con los votantes conservadores, al punto de que lo que alguna vez consideró un asunto a resolver está pasando a ser una cuestión de seguridad nacional.
“El tema no es el mismo de hace unos pocos años”, le dijo Rubio a los votantes en una reciente presentación en New Hampshire. “Es un asunto distinto ahora; tenemos grupos yihadistas que están usando nuestro sistema de inmigración en contra de nosotros”.
Rubio, quien trata de afianzarse como uno de los candidatos serios a la nominación presidencial del Partido Republicano, se las ve en figurillas para justificar ante los conservadores su apoyo en el pasado a una reforma a las leyes de inmigración que contemplaba la ciudadanía.
Ted Cruz, uno de sus principales rivales, procura usar ese proyecto de ley para presentar a Rubio como alguien demasiado blando en ese tema. En sus actos proselitistas, a menudo se le plantea a Rubio el tema de la inmigración y las inquietudes vienen de personas escépticas respecto a sus posturas o de gente que quiere que explique mejor lo que piensa.
“Todavía no me convenció en relación con la Banda de los Ocho”, expresó David Merritt, de Massachusetts, durante un acto en Atkinson, New Hampshire. Aludía a un proyecto de ley que Rubio auspició junto con otros siete senadores. “No estoy del todo convencido de que se puede confiar en él”, dijo Merritt.
El proyecto fue aprobado por el Senado, con la ayuda de Rubio, quien posteriormente dio marcha atrás al empezar a ser cuestionado por la derecha conservadora. Ahora dice que está a favor de un enfoque que contemple soluciones graduales, un problema a la vez.
Afirma que el gobierno nacional debe reforzar la seguridad de las fronteras y modernizar el sistema inmigratorio antes de poder lidiar con los 11 millones de personas que se cree están en el país ilegalmente. Agrega que hay que estar más pendientes de los millones de extranjeros que se quedan en el país después de que vencen sus visas y que hay que hacer que sea obligatorio el cumplimiento del sistema “e-verify”, por el cual todo empleador debe acceder a un banco de datos en la internet y asegurarse de que sus potenciales empleados no tienen problemas legales.
En semanas recientes ha cambiado más todavía sus posturas y cada vez que habla de la inmigración ilegal hace hincapié en el peligro que representan para la seguridad nacional los flancos débiles de la frontera con México y el actual sistema legal de inmigración. Subraya asimismo que la agrupación Estado Islámico está reclutando combatientes que puedan venir a Estados Unidos como médicos, estudiantes o inversionistas.
“Agrupaciones yihadistas radicales –la misma gente que llevó a cabo los ataques en París y que inspiró los ataques en California– están tratando de usar nuestro sistema de inmigración en nuestra contra”, declaró el jueves pasado ante un auditorio en Bedford.
“Ya consiguieron meter a alguien en este país posando como una prometida”, indicó, aludiendo a Tashfeen Malif, una de las acusadas en los tiroteos de California. Se trataba de una paquistaní que vino a Estados Unidos en el 2014 para casarse con un ciudadano estadounidense. El FBI informó que Malif y su esposo llevaban cierto tiempo radicalizándose, aunque acotó que no había indicios de que los ataques hayan sido coordinados con otra gente.
Rubio sostuvo que si el gobierno no tiene total certeza acerca de quién es alguien o las razones por las que quiere venir a Estados Unidos, esa persona no podrá ingresar al país si él es elegido presidente.
“Esto ha pasado a ser un tema de seguridad nacional y cuando un tema cambia, también hay que alterar la política” hacia ese asunto, manifestó.
Las posturas de Rubio en torno a la inmigración, no obstante, ya habían sido bastante flexibles antes de que tomase fuerza el Estado Islámico.