Manchester, New Hampshire.- El republicano Donald Trump y el demócrata Bernie Sanders aprovecharon la frustración de los votantes con la política estadounidense para concretar contundentes victorias el martes en las primarias de New Hampshire, misma que les otorgó una crucial credibilidad a sus respectivas candidaturas.
Sanders logró la preferencia de la mayoría de hombres, mujeres, independientes y jóvenes para vencer a Hillary Clinton, pero enfrenta desafíos en estados de mayor diversidad que se aproximan en el calendario electoral. En tanto, Trump atrajo a aquellos que buscan a alguien ajeno al mundo político, y podría resultar beneficiado de la persistente falta de claridad entre los republicanos más convencionales que buscan desafiarlo.
“Vamos a hacer algo tan bueno y tan rápido y tan fuerte, y el mundo volverá a respetarnos, créanme”, dijo Trump en su discurso triunfal.
En su evento de victoria, Sanders dijo que el triunfo envía un mensaje “que resonará de Wall Street a Washington, de Maine a California. Y es que el gobierno de nuestra grandiosa nación pertenece a todo el pueblo y no solo a un puñado de adinerados contribuyentes de campaña y sus súper PAC”.
El entusiasmo que respalda a Trump, magnate de bienes raíces que nunca ha tenido un puesto político, y Sanders, quien se define como socialdemócrata, subraya la molestia del público con el sistema económico y político de la actualidad. Incluso si ninguno de ellos obtiene la nominación de su partido, quienquiera que avance en la contienda presidencial tendrá que lidiar con la frustración electoral que ellos han explotado.
Clinton pareció reconocer dicha realidad en su discurso, repitiendo el llamado de Sanders de ir tras los bancos de Wall Street y atacar la inequidad salarial. Pero se dijo más preparada para cumplir sus promesas.
“La gente tiene todo el derecho a estar molesta. Pero también está hambrienta, hambrienta de soluciones”, dijo luego de felicitar a Sanders por la victoria.
New Hampshire no ayudó a despejar la cerrada contienda entre los republicanos más convencionales que buscan posicionarse como retadores de Trump y del senador de Texas, Ted Cruz, quien ganó la asamblea partidaria en Iowa. El gobernador de Ohio, John Kasich, obtuvo el segundo lugar luego de destinar la mayoría de sus recursos de campaña a New Hampshire, mientras que el senador de Florida, Marco Rubio, y el ex gobernador de Florida, Jeb Bush, luchaban por el tercer lugar, junto con Cruz.
En medio de una candente campaña primaria, Kasich se enorgullece de no atacar a sus rivales. Le dijo el martes a sus seguidores que su segundo puesto puede ser un indicio de que “estamos dejando atrás una etapa oscura de la política estadounidense”.
La jornada representó un duro golpe para Rubio, que parecía separarse del grupo republicano con una actuación más sólida de lo esperado en Iowa. Pero se desplomó en el debate del sábado ante la intensa presión del gobernador de New Jersey, Chris Christie, quien incesantemente señaló que el senador no tenía experiencia y dependía mucho de memorizar sus discursos, como para ser presidente.
Rubio reconoció que el debate lo perjudicó el martes y le prometió a sus seguidores que “no volvería a tener” una actuación tan mala.