Washington.- Hay un político veterano con un buen currículo de vida y un apellido complicado. También están los senadores novatos enfocados en la política exterior y los derechos individuales, así como gobernadores con experiencia y algunas cosas que preferirían olvidar. Incluso participará un aspirante marginal y magnate que nunca fue elegido para un cargo público pero que, desde ya, monta un circo dondequiera que va.
La cantidad de aspirantes a la candidatura presidencial republicana podría reducirse sustancialmente el jueves por la noche, cuando se realizará el primer debate entre ellos. En juego está no solo la selección del candidato que los representará en las elecciones, sino también el rumbo que tomará la campaña, en la que el partido procura recuperar la presidencia tras ocho años de Barack Obama.
“Arranca con un montón de candidatos que tienen en principio un grupo de apoyo que refleja un elemento particular del partido, pero nadie está cerca de armar una coalición mayoritaria”, expresó el encuestador republicano David Winston.
Como ocurrió en las elecciones internas de 2012, se perfila una batalla entre quienes quieren un candidato que pueda recibir amplio apoyo en los comicios presidenciales y quienes aspiran a postular a un candidato ultraconservador.
Esta vez, hay más candidatos que de costumbre: 17, casi todos con grandes trayectorias, lo que hace que haya menos certezas que en otras ocasiones.
Si bien los republicanos dicen que les encanta la idea de tener tantas opciones, seguramente nadie pronosticó la creciente popularidad del magnate Donald Trump, ni el impacto que puede tener en el proceso con su estilo poco ortodoxo.
Trump estará en el centro del escenario en el debate en Cleveland pues encabezó varias de las encuestas nacionales recientes. Fox News, que organiza el primer debate, invitó solamente a los 10 aspirantes más votados en las consultas. Los otros siete participarán en un foro previo.
Con su estilo imprevisible y sus posturas poco elaboradas, Trump es un cazador solitario, que no atrae a ningún sector en particular del partido, pero eso parece favorecerlo en momentos en que el electorado se muestra frustrado con el estado de cosas en Washington y con los políticos de carrera. Algunos republicanos, no obstante, temen que sus comentarios alocados, como los que hizo contra los inmigrantes mexicanos o sobre el hecho de que el senador John McCaine sea considerado un héroe, pueden empañar la imagen de todo el partido.
“Mucha gente puede ver con buenos ojos a alguien acostumbrado a resolver problemas que no es un político de carrera”, dijo el gobernador republicano de Michigan Rick Snyder. “Pero me gustaría que se pudiese hacer eso sin ofender a la gente”.
Trump dijo que no planea atacar a sus rivales en el debate. “Prefiero debatir sobre los temas de importancia”, declaró el miércoles en el programa de ABC “Good Morning America”.
A su izquierda estará el ex gobernador de la Florida Jeb Bush, favorito de buena parte del establishment republicano pero que carga con el peso de su apellido. Es hijo y hermano de ex presidentes y podría ser visto como un retorno al pasado.
A la derecha de Trump se ubicará el gobernador de Wisconsin Scott Walker, cuya victoria sobre los sindicatos en su estado le dio proyección nacional. El senador Marco Rubio trata de presentarse como un especialista en política exterior, pero no ha logrado generar mucho entusiasmo, especialmente tras el lanzamiento de Trump.
Varios candidatos conservadores tratarán de mover el partido más hacia la derecha, entre ellos Ted Cruz. El gobernador de Nueva Jersey Chris Christie, por su parte, procurará recuperar terreno luego de verse relegado en las encuestas tras asomar en algún momento como uno de los favoritos.
El del jueves es el primero de seis debates que harán los republicanos antes de que comiencen las primarias en febrero.