Washington.- Las maniobras de veto entre los legisladores republicanos y el presidente Barack Obama estuvieron ausentes casi completamente durante los primeros seis años del mandatario en el cargo, pero están a punto de desatarse en Washington.
Hasta ahora, propuestas de ley controversiales respaldadas por los republicanos raramente llegaban al despacho de Obama porque los senadores demócratas las bloqueaban. Pero a partir de enero, los republicanos quedan en control de ambas cámaras del Congreso y Obama pudiera echar mano al veto con más frecuencia.
Recientemente, Obama dio a los legisladores un atisbo de las políticas de veto cuando forzó a los líderes del Congreso a abandonar un paquete de exenciones fiscales que eran populares entre muchos electores republicanos. Algunos demócratas las respaldaban también, pero los liberales y la Casa Blanca dijeron que las medidas favorecían demasiado a las empresas y no a trabajadores de bajos ingresos.
La Casa Blanca ha prometido también vetar cualquier propuesta de ley que restrinja los cambios ordenados por el presidente a las políticas de inmigración, lo que prepara el camino para enfrentamientos el año próximo.
Las amenazas de veto de Obama presentan el tipo de situación que los republicanos pudieran enfrentar en los próximos dos años. Pueden aceptar muchos o todos los cambios que el presidente demande de las propuestas, o pueden esperar que los estadounidenses culpen a Obama más que a ellos.
Es un reto, especialmente cuando el Congreso debe lidiar con importantes leyes de gastos. Algunos republicanos quieren enmendarlas para frustrar los esfuerzos de Obama para proteger de deportación a millones de inmigrantes que viven ilegalmente en el país.
Presumiendo que Obama mantenga su promesa de veto, los legisladores republicanos tendrían que decidir si abandonan sus demandas o dejan que partes del gobierno federal dejen de funcionar por falta de fondos. Los líderes republicanos dicen que no habrá cierres, pero van a tener que explicar cómo pueden forzar a Obama a retroceder en inmigración.
El cierre parcial del gobierno federal en el 2013 ocurrió bajo circunstancias similares. Los sondeos muestran que el público culpó más a los legisladores republicanos que al presidente demócrata.
No está claro cuán a menudo Obama enfrentará una decisión de veto. Incluso en minoría, los legisladores demócratas pueden usar maniobras dilatorias, como debates ilimitados, para bloquear muchas medidas con respaldo estrictamente partidista.
Pero algunas propuestas, como el oleoducto Keystone XL, tienen apoyo significativo en ambos partidos y pudieran conseguir los 60 votos necesarios en el Senado para evadir maniobras dilatorias.
Dan Pfeiffer, asesor de la Casa Blanca, dijo que si el Congreso envía al despacho de Obama proyectos de ley a los que el mandatario se opone, la Casa Blanca amenazará con vetos y, “si el Congreso decide aprobarlas de todas formas, entonces las vetamos”.