Pahrump, Nevada.- Los republicanos de Nevada creían haber dejado atrás los problemas migratorios, pero la llegada de la campaña por la candidatura presidencial y las disputas entre cargos electos vuelven a poner el tema sobre la mesa.
Después de que el senador Harry Reid conservara su escaño en 2010 defendiendo los derechos de los inmigrantes y de que el presidente Barack Obama se hiciera en 2012 con un estado con sólo un 52% de blancos, los republicanos locales suavizaron su dura postura sobre los migrantes sin permiso de residencia.
El partido republicano del estado pidió que se concediera la ciudadanía a la gente que vivía en el país sin residencia legal, los republicanos cerraron filas tras su popular gobernador hispano, Brian Sandoval, y el partido arrasó en los comicios al Congreso de 2014 sin apenas tocar el tema.
Sin embargo, ese receso ha terminado ahora. Mientras los cargos electos del estado se enfrentan por la cuestión y con la campaña por la candidatura republicana a la presidencia centrada en la región, los ánimos vuelven a calentarse. La situación ha recuperado el temor a que el partido nunca resuelva el tema, aunque resulte clave para su sobrevivencia política.
“Hay una reacción en general contra la gente que infringe la ley y se sale con la suya”, dijo el parlamentario Ira Hansen, partidario del senador Ted Cruz. “Nevada es en gran parte un microcosmos de lo que ha ocurrido a nivel nacional”, añadió, señalando que algunos republicanos de la cúpula se vuelven moderados en inmigración “y eso entra en conflicto con las bases… Y por eso Trump ha empezado tan bien”.
La economía de Nevada depende de un flujo constante de turistas extranjeros. El 28% de su población es hispana y el 9% asiáticoestadounidense, y son líderes a nivel nacional en el número de habitantes sin permiso de residencia, según el Pew Hispanic Center.
Sus comunidades de inmigrantes —el 19% de su población nació fuera de Estados Unidos— han ayudado a convertir el que fuera un estado republicano garantizado en los comicios presidenciales en otro que ha apoyado dos veces al actual presidente, el demócrata Barack Obama. Muchos analistas atribuyen ese cambio a la dura postura republicana en política migratoria.
“Parecemos sobrepasados por el otro bando, porque el otro bando hace mucho más ruido”, comentó Fernando Romero, del grupo nopartisano de Las Vegas Hispanics in Politics.
Romero informó a Trump y Cruz como los aspirantes a la candidatura republicana que más ruido hacen. “Por desgracia, esos dos hombres hacen tanto por crear esa tensión y ese escepticismo que los que quizá nunca han votado antes o se convierten ahora en ciudadanos estadounidense se inclinan hacia quien quiera que sea el candidato demócrata”.
El lunes por la noche, Trump fue presentado en un mitin multitudinario por Joe Arpaio, un jefe de policía de Arizona que se ha convertido en sinónimo de la agresiva retórica antiinmigrantes. Poco después de que Trump saliera al escenario en un hotel de Las Vegas, sus partidarios entonaron un lema con entusiasmo.
“¡Construyan ese muro! ¡Construyan ese muro!”, exclamaron, en referencia al plan de Trump de construir un muro a lo largo de la frontera sur del país para evitar la inmigración ilegal.
“Vamos a construir el muro. ¿Y quién va a pagar ese muro?”, preguntó Trump al público.
“¡México!”, gritó la gente como respuesta.
“Y piensan que bromeamos, ¿verdad amigos? No estamos de broma”, añadió el empresario. “No vamos a ser las marionetas nunca más, amigos. Vamos a ser los listos”, afirmó el favorito en los sondeos.
Por su parte, Cruz sólo habla de inmigración de pasada en sus actos de campaña, pero una alusión a ese tema fue lo que produjo más vítores entre la gente cuando hizo una parada en un bar de deportes de una localidad rural 60 millas al oeste de Las Vegas.
“Tenemos que asegurar por fin, por fin, las fronteras y acabar con las ciudades santuario”, dijo hablando ante cientos de personas desde la parte trasera de una camioneta.
La inmigración también es uno de los motivos por los que muchos partidarios de Cruz se oponen al senador Marco Rubio, que colaboró en la redacción de una propuesta de ley que habría abierto un camino a la ciudadanía para muchos de los 11 millones de personas que viven en el país sin permiso de residencia.
“Cada vez que uno hace algo con Chuck Schumer y Harry Reid, eso va contra mi filosofía”, afirmó Ed Horn, de 67 años, ex controlador aéreo y que ha pasado de apoyar a Trump a preferir a Cruz. “Creo que va a cerrar las fronteras y estar más por la inmigración legalizada, quizá reducirla hasta que nuestra economía se recupere”.
Las voces críticas con la inmigración alegan que pueden ganar en la diversa Nevada. Señalan a personas como Mario Sevilla, inmigrante mexicano con permiso de residencia que vive en Las Vegas y apoya con fiereza a Cruz. “Uno cierra con llave la puerta por la noche. No puedo enfadarme con los blancos” por oponerse a la inmigración irregular, informó. “Tenemos leyes”.
Pero Andrés Ramírez, estratega demócrata en Nevada, informó que los republicanos se están viendo definidos por Trump y, en menor medida, por Cruz. “Tenemos gente del tea party aquí, y tenemos gente antiinmigrantes aquí en Nevada, pero no son la voz dominante”, informó Ramírez. “Pero el hecho de que (los republicanos del estado) tengan que tomar partido por ellos o condonar la postura de sus líderes nacionales crea un problema”.
Las divisiones en el estado son anteriores a la campaña presidencial. El fiscal general Adam Laxalt, que fue elegido en la gran oleada de victorias republicanas de 2014, chocó con Sandoval después de que el fiscal se uniera a una demanda para revocar la orden ejecutiva de Obama que limitaba las deportaciones, una medida presidencial muy popular en la comunidad hispana local.
Laxalt ha apoyado a Cruz, mientras que la mayoría de los líderes republicanos del estado respaldan a Rubio. El principal estratega político de Laxalt, Robert Uithoven, dirige la campaña de Cruz en Nevada.
Uithoven afirmó que el descontento de las bases republicanas tiene menos que ver con la inmigración que con el hecho de que los políticos republicanos no son fieles a sus principios conservadores. El estratega relacionó la disputa migratoria con otra fuente de discrepancias con Sandoval, que el año pasado sacó adelante la mayor subida de impuestos en la historia del estado después de que los republicanos tomaran el control de la cámara estatal.
“Esta división entre la clase gobernante y las bases no existe sólo en la cabeza de Ted Cruz”, dijo Uithoven.