Brookline, New Hampshire.- New Hampshire se encuentra a unos 3.600 kilómetros (2.400 millas) de El Paso, Texas, uno de los cruces más concurridos en la frontera sur de Estados Unidos. Y se calcula que allí viven tan sólo unas 10.000 personas que no tienen permiso de residencia en Estados Unidos, una cifra muy alejada de la de estados como California, Texas o Florida.
Sin embargo, la inmigración ilegal es un tema vital para los votantes de New Hampshire, uno de los primeros estados donde habrá primarias, y los aspirantes a la candidatura republicana a la presidencia afrontan preguntas difíciles del electorado en esta región mayoritariamente blanca sobre cómo van a manejar el tema si son elegidos.
Mientras el favorito de las encuestas, Donald Trump, ha pedido un muro en la frontera sur, muchos votantes de este estado buscan soluciones más profundas para los problemas de inmigración en el país. Creen que es un asunto que incide en la seguridad nacional y la economía, y que incluye la explotación indebida de los planes de ayuda por parte de muchos inmigrantes.
Aproximadamente el 94% de los 1,3 millones de personas que viven en New Hampshire son blancos, según datos del censo de 2014. Sólo 3,3% de la población del estado es hispana, en comparación con el 17% a nivel nacional, mientras que alrededor del 5% nació en el extranjero, en comparación con el 13% a nivel nacional. Los votantes de New Hampshire irán a las urnas el 9 de febrero para las segundas primarias del país.
Pero Bob Belanger, un votante de Brookline que hace poco preguntó a Marco Rubio sobre el tema durante un acto de campaña, dijo que las preocupaciones de inmigración entre los residentes de New Hampshire no son una forma de xenofobia.
“La gente tiende a pensar que somos anti-inmigrante, pero no lo somos”, dijo. “Todos somos inmigrantes, por el amor de Dios. Sólo queremos saber quién entra por la puerta principal de nuestro país. Eso es todo.”
Belanger, de 57 años, dijo estar orgulloso de ser descendiente de inmigrantes. Lleva consigo el permiso de residencia de su abuelo, quien era canadiense, en tanto que su abuela era de Irlanda. Él trabaja para una empresa de manufactura con sede en New Hampshire que construye las tuberías para empresas en todo el mundo, y dice que la inmigración le afecta personalmente desde una perspectiva económica.
Opina que las personas no autorizadas a vivir en el país reducen los salarios y los beneficios.
“Ya se trate de techadores o de soldadores, me afecta, incluso cuando están en Texas o California”, dijo. “Estamos en una economía global”.
Belanger, al igual que muchos votantes de la zona, dijo que desea una solución más sustancial que la construcción de un muro y la deportación de todos los que viven en el país sin permiso de residencia, como propone Trump.
Belager tuvo la oportunidad de hacerle una pregunta a Rubio la semana pasada y dijo estar preocupado por cualquier reforma migratoria que se parezca a un plan aprobado en 1986 bajo Ronald Reagan. En aquel entonces, casi 3 millones de personas regularizaron su situación, pero el gobierno federal no consiguió, según lo prometido en la ley, castigar a los empleadores que contrataban a trabajadores sin permiso de residencia ni asegurar la frontera.
“Nos vendieron un proyecto de ley en el que permitíamos la amnistía para millones de personas y asegurábamos la frontera”, le dijo a Rubio. “El Congreso nunca aseguró las fronteras”.
Rubio, senador de Florida, estuvo de acuerdo e hizo hincapié en su oposición a la concesión de permisos a personas que ya están en Estados Unidos antes de asegurar la frontera. “Hasta que le demuestren a la gente que la inmigración ilegal está bajo control, no aprobando una ley, hasta que realmente se vea que funciona, no van a apoyar que se haga nada por gente que está aquí ilegalmente”, dijo.
Rubio ha hecho de la inmigración una parte central de su discurso de campaña, pero a otros candidatos, como Jeb Bush y Chris Christie, también se les pregunta con frecuencia por seguridad fronteriza y la reforma migratoria en reuniones municipales. Un votante preguntó hace poco en Concord a John Kasich qué haría para “deportar” todos los que viven en el país sin permiso de residencia. Su respuesta: “No lo haría”.
Cindy Coutu, una votante de Bedford, dijo que la inmigración es una de sus tres principales preocupaciones, en parte por razones de seguridad y en parte porque no quiere que los inmigrantes se aprovechen del sistema.
“Tenemos gente que se aprovecha de nuestro sistema”, dijo. “Las personas que están aquí ilegalmente están recibiendo beneficios sin haber trabajado para ello, eso me molesta”.
Independientemente de las razones de los votantes para ver la inmigración como una de sus principales preocupaciones, el expresidente del Partido Republicano en el estado Fergus Cullen dijo que la escasa diversidad del estado hace que sea un problema “abstracto” para muchos votantes locales.
Como los votantes de New Hampshire no lidian con la inmigración de forma cotidiana, señaló Cullen, sus puntos de vista sobre el tema pueden ir en función de ideologías o teorías. Cullen lidera ahora una organización sin ánimo de lucro que promueve la reforma migratoria, llamada Americans by Choice.
“El hecho es que en New Hampshire no se ven grandes poblaciones de habla hispana”, dijo. “Y creo que eso importa”.
Pero eso no impide que algunos votantes de Nueva Hampshire expresen su inquietud.
Kathy y Brian Hybsch, de Auburn, dijeron que la inmigración se ha convertido en su tema “número 1”, principalmente por razones de seguridad nacional.
Después de los ataques terroristas del año pasado en París y San Bernardino, California, muchos de los candidatos republicanos comenzaron a presentar la inmigración como, ante todo, una cuestión de seguridad. La mayoría de los candidatos republicanos apoyan un receso en la entrada de refugiados que llegan al país desde Siria, y Trump llevó esa idea más allá al decir que el país debe dejar de permitir la entrada a musulmanes.
Kathy, que dijo ser partidaria de Trump, no se considera antiinmigrante pero está de acuerdo con las propuestas.
“Puede que no tuviera sentido hace 20 años,” dijo, “pero no estamos hace 20 años”.