Washington.- Unos hablan de resolver favorablemente la situación de los 11 millones de extranjeros que se cree están en Estados Unidos sin permiso legal. Otros se comprometen a hacer lo posible por expulsarlos del país.
Los contrastes entre las propuestas de demócratas y republicanos sobre el tema de la inmigración ilegal no podrían ser más amplios.
Mientras que los demócratas Hillary Clinton y Bernie Sanders dicen que darían prioridad a una reforma integral a las leyes de inmigración que incluya la opción de la naturalización a los inmigrantes no autorizados, los republicanos Donald Trump y Ted Cruz plantean aumentar las deportaciones, culminar la construcción de un muro a lo largo de la frontera con México y anular los alivios del presidente Barack Obama para 5 millones de personas.
“El abismo entre demócratas y republicanos se está haciendo más grande, y las consecuencias nunca han sido más obvias”, dijo a la Associated Press Lynn Tramonte, subdirectora del grupo America’s Voice, que defiende los intereses de los inmigrantes sin autorización de residencia. Pero las diferencias entre los candidatos de un mismo partido son sutiles.
Clinton y Sanders tienen propuestas generalmente favorables a los extranjeros que están en el país sin permiso. Quieren regularizar su status sin recurrir a la deportación, siempre y cuando no hayan cometido delitos violentos o no representen un riesgo a la seguridad nacional.
Ambos hablan de mantener los programas de alivio migratorio que dejaron en suspenso las deportaciones de cinco millones de personas, en su mayoría inmigrantes que fueron traídos por sus padres cuando eran niños.
Sanders cerraría los centros de detención de inmigrantes manejados por empresas privadas y ampliaría el alivio migratorio a todas las personas que han residido en Estados Unidos sin autorización al menos cinco años para que incluya a los nueve millones de personas a las que hubiera amparado el proyecto de ley aprobado por el Senado en 2013.
La iniciativa de ley del 2013, que se estancó en la cámara baja, habría beneficiado a los inmigrantes que residieran en Estados Unidos sin autorización el 31 de diciembre de 2011, siempre que no tuvieran antecedentes criminales, estuvieran empleados, pagaran impuestos de forma retroactiva y multas por 2.000 dólares y aprendieran inglés, entre otros requisitos.
En el otro extremo, Trump y Cruz proponen deportar a todos los inmigrantes sin autorización, anular los alivios temporales que dispuso el gobierno de Barack Obama y completar el muro a lo largo de toda la frontera con México.
NumbersUSA, una organización que postula reducir la cantidad de inmigrantes que recibe Estados Unidos, critica a Trump porque no ha dicho específicamente si mantendría la lotería anual de 50.000 residencias permanentes ni si eliminaría la opción que actualmente tienen los residentes permanentes de solicitar el ingreso legal de parientes no inmediatos. Cruz descartó ambas posibilidades.
Trump, por otro lado, plantea darle carácter obligatorio a E-Verify, un programa del gobierno federal que permite a los patronos determinar si sus empleados están autorizados para trabajar en Estados Unidos, y detener la migración legal durante uno o dos años.
Cruz se ha referido a la necesidad de contar con un E-Verify “sólido”, aunque sin especificar si su uso será obligatorio.
Los dos candidatos republicanos proponen asimismo triplicar la cantidad de agentes de la Patrulla Fronteriza, negar fondos federales a las ciudades que rehúsen a cooperar con las autoridades migratorias para identificar a inmigrantes no autorizados y eventualmente deportarlos, y modificar la Constitución para eliminar el derecho a la nacionalidad estadounidense por nacimiento.
Pero a diferencia de Cruz, Trump ha especificado que aspira trasladar a México el costo de terminar de construir el muro fronterizo, incautando remesas provenientes de salarios percibidos, según dice, ilegalmente, incrementando las tarifas de las visas solicitadas por capitanes de empresa y diplomáticos mexicanos, de las tarjetas fronterizas que un millón de mexicanos reclama cada año en los puntos de entrada aéreo y terrestre.
Trump, por otro lado, deja abierta la posibilidad de imponer aranceles comerciales y recortar la cooperación bilateral a México si no colabora. El comercio bilateral supera los 500.000 millones de dólares cada año.
El magnate se distingue de Cruz en otra propuesta: ha dicho que permitiría el reingreso a Estados Unidos de aquellos deportados que reúnan requisitos aún por definir.
John Kasich, el tercer precandidato republicano que ya no tiene posibilidades de reunir la cantidad requerida de delegados antes de la convención, ha dicho que de convertirse en presidente buscará culminar el muro fronterizo, ampliará un programa de trabajadores invitados y permitirá la legalización de aquellos sin antecedentes penales.
Una convención partidista que permita a sus delegados votar por el candidato de su elección —siempre que Trump no obtenga los 1.237 delegados necesarios— es la única posibilidad de que Kasich se convierta en el candidato presidencial republicano.
Entre los demócratas, Sanders ha criticado a Clinton por oponerse en 2007 a una iniciativa para otorgar licencias de conducir a inmigrantes sin autorización. Escasos días después de lanzar su candidatura el año pasado, Clinton se declaró a favor de otorgar las licencias de conducir, tal como ocurre en California, Colorado, Nevada y otros siete estados de la nación.
Por su parte, Clinton ha señalado a Sanders por haber votado en contra de un proyecto de reforma migratoria patrocinado en 2007 por el senador Ted Kennedy. El senador por Vermont ha justificado su voto por considerar como abusivas las condiciones vigentes en un programa de trabajadores invitados contenido en la legislación.
La League of United Latin American Citizens se opuso en 2007 al proyecto de ley alegando que el programa de trabajadores invitados no contemplaba una opción realista para la residencia permanente al eliminar cuatro de cinco posibilidades para obtenerla a través de parientes e implementaba un sistema sin precedentes de puntuación por mérito.
Tramonte, de America’s Voice, dijo que el mensaje migratorio en la campaña interna demócrata “ha evolucionado de forma muy positiva”, y mencionó como evidencia que ambos equipos de campaña incluyen a jóvenes protegidos de la deportación tras haber sido traídos a Estados Unidos sin autorización cuando eran niños.