Washington.- Al menos 60 personas han sido acusadas durante este año por delitos de terrorismo, por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos, de acuerdo con un reporte difundido hoy aquí.
Este número no tiene precedentes y los funcionarios han considerado que la seguridad nacional peligra ante la amenaza que suponen las personas vinculadas con el Estado Islámico (EI), así como por la influencia de redes sociales para reclutar gente por parte de grupos extremistas.
Del total, alrededor de 15 personas han sido acusadas por vínculos con el EI y sólo la semana pasada los fiscales acusaron a tres personas y condenaron a dos más por cargos de terrorismo ligado.
Uno de los acusados fue Enrique Márquez, un amigo y vecino de Syed Rizwan Farook, el pistolero que murió en un tiroteo con la policía en San Bernardino, California, después de que junto a su pareja asesinó a 14 personas e hirió a 21 más el pasado 2 de diciembre.
Un segundo fue Mohamed Elshinawy, un hombre de Maryland acusado de recibir al menos ocho mil 700 dólares por parte del EI en el extranjero y planificar ataques en Estados Unidos con ese dinero.
Elshinawy dijo a los fiscales que un amigo de la infancia le había conectado a través de las redes sociales con un operativo de parte del Estado islámico.
El tercero fue Jalil Aziz, un hombre de Pensilvania que fue arrestado por presuntamente proporcionar apoyo material al EI, mediante la difusión de su propaganda en los medios sociales y por tratar de ayudar a los partidarios del grupo que viajan a Siria para luchar.
“La conexión común que estamos viendo es -en casi todos los casos- un enlace a los medios de comunicación social”, declaró John P. Carlin, asistente del fiscal general para la seguridad nacional.
Más del 55 por ciento de los acusados son menores de 25 años de edad. Lo más preocupante, dijo Carlin, es que alrededor de un tercio son de 21 años o menos, lo que muestra la fragilidad y vulnerabilidad de los jóvenes.
Y por primera vez, los fiscales acusaron a un sospechoso de piratería y apoyo al terrorismo en una forma de ciberterrorismo que utiliza herramientas de la ciberdelincuencia en apoyo a una organización terrorista.
En este caso Ardit Ferizi, ciudadano de Kosovo, fue detenido en Malasia bajo una orden de arresto provisional de Estados Unidos.
Los cargos, anunciados en octubre pasado, acusaron a Ferizi de usar medios en línea para robar datos personales de miembros del servicio secreto de Estados Unidos y pasar la información a Junaid Hussain, un hacker del EI.
Hussain, un ciudadano británico que murió en agosto en un ataque con aviones no tripulados en Siria, había publicado enlaces en Twitter a los nombres, direcciones de correo electrónico, direcciones y números de teléfono de mil 354 militares estadunidenses y otro personal del gobierno.
El director del FBI, James B. Comey, al testificar ante el Congreso este mes, expresó que no había “ninguna razón para creer” que el EI había establecido células en Estados Unidos.
Más bien, dijo, “que están tratando de motivar a las personas que ya están en Estados Unidos para convertirse en asesinos en su nombre. Y a ellos les gustaría mucho hacerlo”, advirtió.
En mayo, dos hombres con simpatías por el EI abrieron fuego contra unos agentes fuera de un auditorio en Garland, Texas, en el que se presentaron imágenes de dibujos animados del profeta Mahoma. Los asaltantes fueron muertos a tiros.
En julio, un hombre armado disparó contra dos instalaciones militares en Chattanooga, matando a cuatro infantes de marina. Un marinero murió posteriormente a consecuencia de sus heridas.
En diciembre, Comey dijo que los ataques fueron motivados por “la propaganda terrorista extranjera”.