Las Vegas.- En una carrera de las primarias republicanas transformada por el temor en seguridad nacional, el senador Ted Cruz y Marco Rubio chocaron por sus posturas sobre la intervención militar estadounidense, el espionaje del gobierno sobre las comunicaciones de los estadounidenses y la inmigración, mientras el favorito Donald Trump defendía su provocadora propuesta de que se vete la entrada a Estados Unidos a los musulmanes.
El exgobernador de Florida Jeb Bush, que está teniendo problemas en su campaña, encontró un asidero al intentar desacreditar la preparación de Trump para aspirar a la Casa Blanca, y reprochó al brusco millonario que intente “alcanzar la presidencia con insultos”.
El debate del martes por la noche fue el primero que celebran los aspirantes a la candidatura republicana desde los ataques en París y San Bernardino, California, que agravaron el temor al terrorismo en Estados Unidos. Los atentados han provocado un debate político sobre la campaña del presidente, Barack Obama, para derrotar al grupo Estado Islámico en Oriente Medio y sobre la estrategia de seguridad contra ataques en Estados Unidos.
La petición de Trump de que se impida la entrada de musulmanes a Estados Unidos de forma temporal —una propuesta criticada por sus rivales— dominó buena parte de la conversación antes del debate. El magnate dijo que no pretendía discriminar a los musulmanes.
“No hablamos de aislamiento, hablamos de seguridad”, dijo. “No hablamos de religión, hablamos de seguridad”.
Bush rechazó la idea, que tachó de poco seria. “Donald es bueno con las palabras, pero es un candidato del caos y sería un presidente del caos”, afirmó.
En un comentario que podría mitigar algo de ansiedad entre los líderes republicanos, Trump prometió que no se presentaría como independiente. Algunos temían que de no lograr la candidatura a la presidencia pudiera ir por su cuenta, lo que podría provocar la derrota del candidato republicano ante el Partido Demócrata. “Estoy comprometido con el Partido Republicano”, afirmó Trump.
El magnate se libró en gran parte de las críticas de Cruz y Rubio, que dijeron comprender por qué Trump había planteado la idea de prohibir la entrada a musulmanes. En cambio, se centraron en enfrentarse entre sí con largos debates sobre sus diferentes en seguridad nacional e inmigración, una de las cuestiones más polémicas en las primarias republicanas.
Rubio, de Florida, defendió su apoyo a crear una vía a la ciudadanía para algunas personas que viven en Estados Unidos sin permiso de residencia, una postura impopular en el partido. Rubio era coautor de una extensa propuesta de ley del Senado en 2013 que habría creado esa vía, pero después ha dicho que la crisis migratoria del país debe abordarse de forma gradual, con la legalización sólo después de que se asegure la frontera con México.
En un intento de marcar distancias con Rubio, Cruz fue más allá que en declaraciones anteriores al oponerse a la legalización de personas que viven en Estados Unidos sin permiso de residencia. “Yo nunca he respaldado la legalización y no pretendo respaldar la legalización”, aseguró.
Los dos senadores, ambos cubano-estadounidenses en la cuarentena, llevan semanas cruzando pullas en la distancia, y su rivalidad podría convertirse en una de las fuerzas dominantes de la campaña mientras se acercan las primeras votaciones de febrero. El senador de Texas está ganando apoyo, especialmente en las asambleas de Iowa, que comienzan las primarias, y se describe como una alternativa con más opciones que Trump. Rubio, por su parte, intenta ocupar el espacio entre la corriente tradicional del partido y la rama más conservadora.
Rubio se presentó como el halcón de seguridad nacional al defender las campañas estadounidenses para derrocar a dictadores como el sirio Bashar Assad en Oriente Medio. También acusó a Cruz de debilitar la capacidad del gobierno de seguir a los terroristas porque votó a favor de la legislación para eliminar el programa masivo de registros telefónicos de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) y sustituirlo por un sistema con más restricciones para mantener los datos en manos de las operadoras de telefonía.
“Estamos en un momento en el que necesitamos más herramientas, no menos herramientas”, dijo Rubio. “Y esa herramienta que perdimos, el programa de metadatos, era una herramienta valiosa que ya no tenemos a nuestra disposición”.
Cruz alegó que su voto ayudó a “reformar cómo perseguimos a los malos” al permitir que el gobierno busque más números de teléfono.
“Marco sabe que lo que dice no es cierto”, dijo. “Lo que sabe es que el viejo programa cubría entre el 20 y el 30% de los números de teléfono para buscar terroristas. El nuevo programa cubre casi el 100%”.
Después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, la NSA recopiló en secreto los registros diarios de llamadas —aunque no el contenido de las conversaciones— para la mayoría de los estadounidenses, incluida gente que nunca sospechó de ningún delito.
Una nueva ley, llamada USA Freedom Act, se aprobó en junio con un amplio apoyo bipartidario. El texto ordenaba que la NSA pusiera fin a la recogida masiva de datos tras una transición de seis meses que expiró la semana pasada.
Los senadores también mostraron discrepancias en sus estrategias contra el grupo Estado Islámico. El grupo armado reclamó la autoría de los atentados del 13 de noviembre en París, y una de los tiradores en California prometió lealtad al grupo en Facebook poco antes de que ella y su esposo mataran a tiros a 14 personas en una fiesta de fin de año.
Cruz pidió el uso de una “abrumadora potencia aérea” para destruir al grupo EI, mientras que Rubio dijo que los bombardeos debían complementarse con tropas de tierra, incluidas fuerzas estadounidenses de operaciones especiales.
El presidente, Barack Obama, ha centrado sus esfuerzos en ataques aéreos contra los milicianos en Siria e Irak, pero también ha enviado tropas a Irak para ayudar a entrenar y asistir a fuerzas locales, y hace poco aprobó el despliegue de fuerzas de operaciones especiales en Siria.
El gobernador de Nueva Jersey Chris Christie, que ha ganado apoyos en New Hampshire, trató de reafirmar su posición en las conversaciones sobre seguridad nacional. Pidió que se establezca una zona de exclusión aérea en Siria y prometió derribar un avión ruso si violara esa medad.
“No sólo estaría listo para hacerlo, lo haría”, afirmó. “Derribaríamos los aviones de los pilotos rusos si resultaran ser lo bastante estúpidos como para pensar que este presidente será un enclenque inútil como el presidente que tenemos ahora mismo en el Despacho Oval”.
El énfasis del debate sobre seguridad nacional fue un revés para el neurocirujano retirado Ben Carson, que ha tenido problemas para abordar temas internacionales complejos. Afrontó preguntas sobre espionaje y su cualificación para el puesto de comandante en jefe.
Carson también ha planteado la posibilidad de presentarse como candidato por un tercer partido, pero al igual que Trump descartó la idea en el debate.
En el debate principal del martes también participaron la ex directiva Carly Fiorina, el gobernador de Ohio John Kasich y el senador de Kentucky Rand Paul. Cuatro candidatos peor clasificados en los sondeos debatieron en un acto anterior: el exgobernador de Arkansas Mike Huckabee, el ex senador de Pennsylvania Rick Santorum, el exgobernador de Nueva York, George Pataki y el senador de South Carolina Lindsey Graham.