Nueva York.- Los precandidatos a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton y Donald Trump, se alzaron con el triunfo en las primarias de sus respectivos partidos, Demócrata y Republicano, en el estado de Nueva York, conforme las encuestas.
Canales de televisión concedieron el triunfo a Clinton con poco más de 50 por ciento de las casillas computadas.
La exsecretaria de Estado mantenía una ventaja al sumar alrededor de 60 por ciento, frente a 40 por ciento de su rival, el senador Bernie Sanders.
Las encuestas de salida apuntaban a que Clinton triunfó en Nueva York gracias a los grupos demográficos que tradicionalmente la han apoyado: las personas mayores de 45 años, así como las comunidades afroamericana y latina.
La victoria de Clinton complica de manera extrema el escenario para Sanders.
Analistas apuntan que el entusiasmo por Sanders pudo haber llegado muy tarde en la carrera electoral, y que los 17 estados que aún celebrarán primarias o asambleas partidistas tienen un sistema cerrado similar al de Nueva York, que no favorece al senador.
Sanders criticó que en la elección en Nueva York no pudiera participar cualquier votante, sino que fuera restringida a demócratas que tuvieron hasta octubre pasado como límite para registrarse.
Por su parte, con poco más del 60 por ciento de las casillas computadas del Partido Republicano, Trump ostentaba el 61 por ciento de los votos, frente al 24 por ciento del gobernador de Ohio John Kasich y 14 por ciento del senador por Texas Ted Cruz.
Proyecciones de los canales de televisión CNN y NBC dieron por descontado el triunfo para Trump luego de dos minutos del cierre de las casillas.
De acuerdo con los propios cálculos de Trump, es prácticamente imposible que Cruz o Kasich lo pueden aventajar en número de delegados.
Las reglas del Partido Republicano establecen que el candidato será elegido de manera automática si gana más de mil 237 delegados, una cifra que podría estar fuera del alcance de Trump, que hasta antes de las elecciones de Nueva York ostentaba el apoyo de 755 delegados.
De no alcanzar el número establecido de delegados, los líderes republicanos pueden elegir al candidato de su elección, independientemente del respaldo popular que ostenten y del número de delegados que los apoyen.