Miami.- El aspirante republicano a la presidencia Jeb Bush y su rival demócrata Hillary Clinton comenzaron un desafío en el tema migratorio al acusarse de cambiar posiciones en el espinoso tema y que sería clave en las elecciones de 2016.
En entrevista con la cadena CNN, el martes en Iowa, Clinton dijo que el grupo de candidatos por el Partido Republicano están “en un espectro de hostilidad” hacia los inmigrantes e hizo notar que ninguno apoyó una medida para proporcionar un camino hacia la ciudadanía de los inmigrantes.
Cuando el entrevistador recordó a Clinton del apoyo anterior de Bush para un camino tal, Clinton replicó: “Él no cree en un camino hacia la ciudadanía. Si lo hizo una sola vez, ya no lo hace”.
El equipo de Bush respondió resaltando las posiciones cambiantes de Clinton en materia de inmigración, y de no tener una propia. Un portavoz de Bush la acusó de que “dirá cualquier cosa con tal de ser elegida y que sus numerosos cambios en inmigración lo demuestran”.
Asesores del exgobernador de Florida señalaron que Clinton hizo poco para impulsar activamente la inmigración como senadora, y se mantuvo alejada en el 2013 del debate del Senado sobre el tema y vaciló sobre si a los inmigrantes ilegales deben concederse las licencias de conducir durante su campaña presidencial de 2008.
Bush ahora aboga por un estatus legal -la llamada tarjeta verde- y le dice a las multitudes escépticas del Partido Republicano que no hay manera lógica de deportar a 12 millones de inmigrantes indocumentados.
Una vez apoyó conceder la ciudadanía a “soñadores”, los niños traídos a este país ilegalmente por sus padres y también apoya la concesión de licencias de conducir a indocumentados. Pero ha dudado antes en el tema.
En 2013 publicó un libro, “Las guerras de inmigración”, en el que presentó un plan para otorgar estatus legal a los inmigrantes que pagaron multas e impuestos atrasados, aprendieron inglés y que no habían sido condenados por delitos graves.
Los que se negaran a hacerlo tendrían que regresar a su país de origen. El libro, sin embargo, no defendió la posibilidad de la ciudadanía.
Clinton, por su parte, señaló en el pasado su apoyo a la ciudadanía, pero mantiene una postura de “ley y orden” sobre la aplicación de las leyes de inmigración actuales.
El verano pasado, dijo que miles de niños que cruzan ilegalmente la frontera entre Estados Unidos y México “deben ser enviados de vuelta”, visión que la puso en desacuerdo con muchos defensores de la inmigración.
En la entrevista criticó a San Francisco y otras “ciudades santuario” que rechazan deportar a inmigrantes ilegales con antecedentes penales.