Nueva York .- La muestra de juegos es ínfima. Falta de ritmo. Todavía hace frío. Las excusas son las de siempre, pero la tendencia se mantiene en las Grandes Ligas: los lanzadores han mostrado una aplastante superioridad sobre el bateo.
En los primeros 91 juegos de la temporada regular ha habido 20 blanqueadas. Hubo al menos una en cada una de los primeras siete jornadas de la campaña, algo que no se daba desde 2002.
“Verlos lanzar es divertido”, dijo el receptor de los Cachorros Miguel Montero. “Y me consta que batear ya no es tan divertido”.
Eso lo puedo atestiguar Mike Napoli, el primera base de los Medias Rojas que el domingo rompió una racha de 18 turnos en blanco al conectar un sencillo en el octavo inning.
Peor le va a Evan Gattis, el bateador designado de los Astros. Se ha ido en blanco en 20 turnos, con 12 ponches. Logró embasarse por primera vez el domingo, al recibir un boleto en su 21era aparición al plato del año.
“Me ha tocado pasar por esto antes, con periodos malos, pero es un proceso”, se consoló Napoli. “Este es un deporte en el que estar en ritmo es esencial”.
Según STATS, el promedio de carreras anotadas hasta el domingo fue de 8,34 por juegos. Eso marcó un descenso con respecto al promedio de 8,38 tras las primeras ocho jornadas en 2014. También es la cifra más baja desde 1992.
Después de una pretemporada en la que abundaron los juegos con resultados 1-0 y hasta un empate 0-0, el promedio de bateo colectivo también declinó en la primera semana, de .246 a .241. Todo esto sucede luego que el promedio ofensivo en las mayores descendió a .251 el año pasado, el más bajo en más de cuatro décadas.
Pero el promedio de jonrones registró un leve ascenso, de 1,70 a 1,81. Y en eso ayudó el bate de Adrián González, el primera base de los Dodgers que conectó cinco en la semana, tres en un mismo juego.
La merma ofensiva es un factor que influye en la forma como los managers ahora conducen los juegos.
“Hay situaciones en la que decides que tienes que adelantar a tus infielders. Podemos ceder una carrera en esta situación, pero no más de dos o tres”, dijo el piloto de los Yanquis Joe Girardi.
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LOS PERFECTOS TIGRES Y REALES
Detroit y Kansas City fueron los únicos equipos que acabaron invictos en la primera semana, al frente de la División Central de la Liga Americana con foja de 6-0. También formaron parte del cuarteto de clubes que batearon por encima de .300 durante la semana. Los otros fueron los Rockies y Atléticos.
Los Tigres lideran con .355, 28 puntos por encima del segundo Kansas City.
Campeones de su división en los últimos cuatro años, Detroit no estuvo en desventaja hasta el sexto inning de su quinto juego. Encabezados por David Price, Aníbal Sánchez y Shane Greene, los Tigres también establecieron un récord en la era moderna de la Liga Americana al iniciar una temporada con 24 innings sin permitir anotaciones.
Y lideraban en ofensiva, incluso antes que Miguel Cabrera pudo conectar el domingo sus primeros dos jonrones del año. El primera base venezolano completó una semana con promedio de .520, provocando tanto pánico que los Indios de Cleveland decidieron darle un boleto intencional con la primera base ocupada y dos outs en el octavo.
Los Tigres tampoco disparan cohetes por la cuarta vez en su historia con un arranque 6-0. La última fue en 1984, el año de su último campeonato de la Serie Mundial.
“Es la primera semana de la semana y no estoy para armar fiestas”, dijo el piloto Brad Ausmus.
Pese a perder la pasada Serie Mundial en siete juegos, los Reales comenzaron el año señalados por un manto de suspicacia sobre si podrían repetir. Respondieron con barridas ante los Medias Blancas y Angelinos, sin que su formidable grupo de relevistas permitiera una sola carrera.
La última vez que dos clubes de la misma división comenzaron con 6-0 fue en 1992, con los Yanquis y Azulejos. Ambos ganaron sus primeros seis juegos, pero no estuvieron 6-0 al unísono. Toronto tenía marca de 6-0 y Nueva York de 5-0 cuando los Yanquis le propinaron a los Azulejos su primer revés.
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JUEGOS MÁS RÁPIDOS
Los cambios para apresurar los juegos, como obligar a los bateadores a mantener un pie en la caja de bateo y el uso de un cronómetro para las pausas en los innings y cambios de lanzadores, han surtido efecto, por ahora.
Hasta el sábado, el promedio de duración de un juego de nueve innings tomó 2 horas y 52 minutos. El promedio fue de 3:05 en las primeras seis fechas de 2014.