Han pasado más de 80 años desde que “Mitin obrero”, primer mural que David Alfaro Siqueiros pintó en Los Ángeles, fue censurado con pintura blanca por su contenido político. Hasta ahora permanece oculto en una iglesia coreana de la ciudad.
Hoy, a inicios de este 2015, un dictamen que el INBA realizó en California da motivos para que la comunidad chicana local, en pie de lucha por la conservación de la obra desde hace una década, tenga motivos de aliento: “Se estima que es técnicamente posible rescatar el mural”.
Tales son las buenas nuevas del informe SGPAI/02131/2014 -en poder del diario Reforma- que la Subdirección General del Patrimonio Artístico Inmueble del INBA entregó a Carlos Manuel Sada, Cónsul General de México en Los Ángeles, en agosto pasado.
En él se detallan los estudios llevados a cabo por especialistas del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam) en junio, en los que se identifica la presencia del mural de Siqueiros tras la capa de pintura blanca y se juzga posible su rescate.
Para los activistas locales, quienes han pugnado por la valoración de la obra de Siqueiros en Los Ángeles desde la década del 60, esto reanuda la posibilidad de “revivir” la obra tras una cadena de gestiones inconclusas con el Consulado, la Cámara de Diputados y administraciones pasadas del Conaculta, el INBA y la UNAM.
“Mitin obrero” fue pintado por Siqueiros en 1932 en un muro a la intemperie del edificio de la entonces Chouinard School of Art, una academia local que, al desaparecer, pasó a manos de la Iglesia Coreana Presbiteriana.
Según señala la académica Irene Herner en su investigación Siqueiros, del paraíso a la utopía, “Mitin obrero” -censurado por su contenido sindical y multirracial el mismo año de su creación- es el primer mural exterior de la historia del arte moderno.
“El hecho de que la que posiblemente sea la obra de arte más importante de norteamérica se mantenga cubierta, para mí, es un crimen cultural tan grande como el crimen original de mandarla destruir”, juzga en entrevista Dave Tourjé, artista y activista.
Tourjé, junto a Luis Garza (Siqueiros Legacy Foundation) y Armando Vázquez-Ramos (Instituto Cultural Mexicano de Los Ángeles), formó parte del equipo que redescubrió Mitin obrero en 2004, cuando se creía destruido por completo.
“Éste, sin duda, ha sido un esfuerzo de la comunidad de la ciudad”, subraya Vázquez-Ramos.
Los activistas ven en este año el inicio de una nueva estrategia bilateral de cooperación en torno a “Mitin obrero”.
En el reporte del INBA, se señala inviable adquirir el edificio, pero reitera su “firme vocación” por participar en el rescate del mural a razón del valor de la pieza y la declaratoria presidencial de la obra de Siqueiros como Monumento Artístico.
El triunfo aquí, pareciera, es del grupo de activistas. A partir de este dictamen, si lograran adquirir el edificio, como lo han intentado durante una década, las instituciones mexicanas ya estarían comprometidas:
“De ese modo, el INBA, la Subdirección General del Patrimonio Artístico Mueble y el Cencropam estarían en disposición de colaborar, asesorar y, en su caso, llevar a cabo la restauración de la obra, previa invitación y un acuerdo económico formal”, se concluye en el reporte.
Aunque ya han tenido triunfos notorios, como atraer atención a otro mural de Siqueiros en Los Ángeles, América Tropical -rescatado por el Getty Conservation Institute en un proceso de 1988 a 2012-, la suerte parecía agotarse con Mitin obrero.
A decir de Garza y Vázquez-Ramos, el momento más crítico fue cuando, en 2007, se logró que la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, presidida entonces por el perredista Emilio Ulloa, obtuviera un recurso etiquetado para comprar el edificio. Este acuerdo, en el que también participó la UNAM, no se materializó.
Hubo, asimismo, un periodo de negociaciones durante la pasada administración del INBA, y también un periodo de gestión en el 2008 con la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior en México para comprar el inmueble. Ninguna se concretó.
Para ambos, el curso a seguir de este año es acercarse al Conaculta, al Centro Cultural Tijuana y la Sala de Arte Público Siqueiros para conseguir apoyo legislativo en México, con miras al presupuesto del 2016.
Asimismo, gestionar con la Alcaldía de Los Ángeles, las universidades locales y el congreso de California la posibilidad de obtener recursos.
“Es un camino largo y un esfuerzo continuo”, admite Garza. Después de tantos años, el entusiasmo no le abandona la voz.