La Habana.- El malecón de La Habana se transformó en un inusual espacio para el arte donde convivirán por un mes una pista de patinaje, un cubo azul, otro cubo retorcido y estatuas de rostros de mujer.
Más de 50 obras de países tan diversos como Colombia, Alemania y Estados Unidos se instalaron este fin de semana a lo largo en esta importante vía capitalina.
Un kilómetro y medio del malecón bastó para crear una suerte de parque de diversiones con niños jugando entre obras de arte, creadores mostrando sus obras, intelectuales de paseo y pescadores subidos al muro que no quisieron dejar su territorio.
“Es un evento de diálogo de reflexión, de reencuentro y en este malecón que es el lugar más democrático de todos los cubanos, donde nuestra alegría y nuestras tristezas confluyen”, expresó Juanito Delgado, el curador de la muestra “Detrás del Muro” que formó parte de las exposiciones de la 12 Bienal de La Habana.
Es la segunda vez que se realiza este evento, tras la edición de la Bienal de 2012.
Entre las piezas sobresalió una pista de patinaje sobre hielo, realizada con un material plástico, que convocó a grandes y niños. La obra del estadounidense Duke Riley se denomina “La esquina fría”.
Un poco más allá se instaló la escultura antropomórfica “Mi energía y yo” del maestro cubano Manuel Mendive de un metro y medio de alto y frente a ella sillas gigantes de guardavidas realizadas en madera e instaladas mirando al mar de su paisano Duvier del Dago, tituladas “Salvación”.
El estadounidense David Opdyke presentó una instalación titulada “Secondary Growht Line Extensión”, compuesta con unos postes caídos que simbolizan las comunicaciones rotas y el alemán Ewerdt Hilguemann “Implosión”, un cubo metálico contorsionado de dos metros de alto. Por su parte la cubana Rachel Valdés el también propuso un cubo, sólo que en su caso es azul y transparente y tiene una puerta para entrar en él.
Ente los cubanoestadounidenses destacó el trabajo de Florencia Gelabert, “Stella”, una especie de ajedrez con una base de espejos y troncos quemados encima, que la artista dedicó a su madre recientemente fallecida, así como Emilio Pérez con “Un verso sencillo”, un mural abstracto en homenaje al poeta José Martí.
Pero la obra que más interés captó fue “Resaca” de la cubana Arlés del Río, quien tomó uno de los descansos donde se hace más ancho el muro del malecón para instalar una playa artificial con arena, palmeras, tumbonas y sombrillas, que hicieron las delicias los vecinos quienes llegaron con cervezas y refrescos a tomar el sol, mientras los niños improvisaban castillitos.
La Bienal de La Habana es uno de los foros más importantes del continente en materia de artes plástica y este año convocó a unos mil artistas y atrajo a centenares de coleccionistas, galeristas y críticos de arte especialmente estadounidenses motivados por un acercamiento entre Cuba y Washington.