México.- El subcomandante Marcos, uno de los líderes rebeldes que encabezó en 1994 el alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el sureste de México, ha dejado de tener cuentas pendientes con la justicia.
Un juez federal determinó que los delitos de los que fue acusado hace dos décadas -entre ellos motín, rebelión, terrorismo y posesión ilegal de armas- ya prescribieron, informó el martes el Consejo de la Judicatura Federal.
El juzgador resolvió que la prescripción a favor del subcomandante Marcos se cumplió en febrero de 2016, después de 21 años de que se ordenó su detención, refirió el organismo.
La Judicatura señaló que la ley establece que el sobreseimiento de los delitos aplica cuando ha transcurrido la mitad de la pena prevista para el mayor delito, que en el caso del líder rebelde era el de terrorismo, sancionado con cárcel de dos a 40 años.
El rebelde también era acusado de sedición, conspiración y apología del delito.
La prescripción aplica para el subcomandante, quien en público siempre apareció con pasamontañas, y 12 personas más a las que no se identificó.
El órgano judicial señaló que los jueces pueden declarar la prescripción sin necesidad de que el inculpado lo solicite y siempre y cuando se cumpla el supuesto legal necesario.
El gobierno ha dicho que la verdadera identidad del subcomandante es Rafael Sebastián Guillén Vicente, un profesor mexicano, aunque el líder rebelde nunca lo ha confirmado.
Con pasamontañas, gorra y pipa, Marcos es un mestizo que surgió como el líder de la que se consideró la primera guerrilla posmoderna, un ejército que reclamaba justicia, democracia e igualdad para todos los pueblos indígenas de México.
En 2014, el subcomandante anunció su despedida como “Marcos” y asumió la personalidad de “Galeano”, en honor a un zapatista asesinado.
Pese a las acusaciones en su contra, el subcomandante encabezó en los últimos años movilizaciones y no hubo intentos por detenerlo.
Marcos lideró a los zapatistas por un breve periodo de guerra abierta contra el ejército mexicano en el estado sureño de Chiapas y luego en las negociaciones de paz.
El rebelde suele pasar meses o años sin tener apariciones públicas, lo cual suele desatar especulaciones sobre su estado de salud.
La más reciente aparición fue en mayo del 2015 en Chiapas, ya no como “Marcos”, sino como “Galeano” en un homenaje al filósofo Luis Villoro.