La Habana.- El papa Francisco agradeció el viernes a Cuba y al presidente Raúl Castro por haber servido de sede para la histórica reunión que sostuvo con el patriarca ruso Kirill.
“Si sigue así Cuba será la capital de la unidad”, dijo Francisco en unas breves palabras improvisadas luego de firmar una declaración conjunta con Kirill y tras dos horas de conversaciones. “Hablamos de nuestras iglesias, coincidimos que la unidad se hace caminando. Hablamos claramente sin medias palabras”.
Ante una fila de sacerdotes católicos y otra de ortodoxos, ambos líderes firmaron un documento conjunto, que clausuró más de dos horas de conversaciones a puertas cerradas de los jerarcas. Ambas delegaciones intercambiaron regalos y se presentaron los unos a los otros.
“Al reunirnos a distancia de las antiguas disputas del Viejo Mundo, sentimos muy fuertemente la necesidad de colaboración entre los católicos y los ortodoxos, que deben estar siempre preparados para responder a cualquiera que les pida razón de la esperanza”, dice la declaración conjunta. “Que nuestro encuentro inspire a los cristianos de todo el mundo para invocar con el nuevo fervor al Señor, orando sobre la plena unidad de todos sus discípulos”.
Tras suscribir la declaración, ambos líderes volvieron a besarse y abrazarse.
El papa, quien ya visitó Cuba hace solo cinco meses y ha sido facilitador del deshielo entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, partió hacia México, donde el pontífice llevará un mensaje de solidaridad hacia las víctimas de la violencia del narcotráfico, el tráfico humano y la discriminación y exclusión que millones de mexicanos padecen por la pobreza.
Kirill, arribó a la isla en la víspera, para una visita oficial a la isla que también lo llevará hacia varios países de Sudamérica. Ambos líderes fueron recibidos por el presidente Raúl Castro al pie de la escalerilla de los aviones que los trajeron a Cuba.
Aunque la reunión de La Habana fue considerada en algunos círculos católicos como un importante avance ecuménico, Francisco también ha sido objeto de críticas que lo acusan de ser utilizado por un Kremlin deseoso de ganar terreno político entre los cristianos ortodoxos y en la escena mundial en momentos en que Rusia está cada vez más aislada de Occidente.
Se espera que la declaración conjunta que ambos líderes darán a conocer este viernes toque el tema que preocupa tanto a la Iglesia católica como a la ortodoxa en la actualidad: la difícil situación que sufren los cristianos en Irak y Siria, donde están siendo asesinados y expulsados de sus hogares por el grupo Estado Islámico.
Cuba tiene una ubicación única e ideal para la reunión: lejos de las batallas territoriales entre católicos y ortodoxos en Europa, además de que es un país familiar para el primer Papa de origen latinoamericano, pero igualmente familiar con la iglesia rusa, dados sus antecedentes antiestadounidenses y su legado soviético.
“Cuba es de hecho un lugar profundamente espiritual en términos de prácticas afrocubanas no es, ni nunca ha sido un lugar muy religioso en el sentido católico formal”, explicó a la AP el analista y experto en Cuba del Baruch College de Nueva York, Ted Henken. “Creo que este hecho junto con su conexión única geopolítica de Rusia se ha convertido en un “terreno neutral” ideal y de confianza para dicha reunión”.
El Vaticano espera que en encuentro mejore las relaciones con otras iglesias ortodoxas y estimule los avances en el diálogo sobre las diferencias teológicas que dividieron al cristianismo del Oriente y el Occidente desde el Gran Cisma de 1054.
Sin embargo, los observadores ortodoxos creen que la disposición de Kirill de reunirse finalmente con un Papa tiene menos que ver con cualquier deseo nuevo de acercamiento ecuménico y más con un interés de la iglesia ortodoxa por mejorar su imagen en un momento en que Rusia está cada vez más bajo el fuego de Occidente por sus acciones militares en Siria y Ucrania.
Kirill, un consejero espiritual del presidente ruso Vladimir Putin, dirige la más poderosa de las 14 iglesias ortodoxas independientes que se reunirán durante el tercer trimestre en Grecia para el primer sínodo panortodoxo en siglos.
“Esto no es benevolencia. No es un deseo recién descubierto de unidad entre los cristianos”, opinó George Demacopoulos, presidente griego-ortodoxo de estudios cristianos ortodoxos en la Universidad de Fordham, en Nueva York. “Es casi en su totalidad la postura (de Kirill) y de tratar de presentarse como el líder de la ortodoxia”.
Desde Pablo VI, los papas se reunieron con el patriarca ecuménico con sede en Estambul, quien es considerado el “primero entre iguales” en la Iglesia ortodoxa de 250 millones de fieles y el único patriarca que puede hablar por la ortodoxia mundial. Sin embargo, la Iglesia rusa es la más grande, más rica y poderosa en la ortodoxia, y siempre se mantuvo alejada de Roma.
Los católicos y los ortodoxos estuvieron distanciados por muchas cuestiones, como la primacía del Papa y, más recientemente, las acusaciones rusas ortodoxas de que la Iglesia católica trata de ganar conversos en las antiguas tierras soviéticas. Esas tensiones impidieron que papas anteriores hayan podido reunirse con un patriarca ruso, a pesar de que el Vaticano insistió en que solo estaba haciendo su trabajo religioso entre los adolescentes de las comunidades católicas.
El problema reciente más acuciante se centra en la Iglesia católica griega de Ucrania, la segunda más grande del país, que sigue los ritos de la iglesia oriental pero responde a la Santa Sede. La Iglesia ortodoxa rusa consideró el oeste de Ucrania como su territorio tradicional y resintió la influencia papal allí.
El cardenal Kurt Koch, jefe de la oficina del Vaticano que se ocupa de las relaciones ortodoxas, dijo que el tema de la iglesia ucraniana sin duda emergerá en las conversaciones privadas de dos horas entre Francisco y Kirill.
“Creo que sería imposible reunirse sin discutir estos temas”, comentó a la Radio del Vaticano. No obstante, subrayó que no puede subestimarse la importancia futura de la reunión.
“Sin duda forjará relaciones dentro de la ortodoxia: Todavía no tenemos contacto con muchos de los patriarcas ortodoxos y esta reunión podría ayudar a desarrollar las relaciones antes del Consejo Panortodoxo”, dijo. “Una mejor comprensión entre Roma y Moscú seguramente tendrá efectos positivos en el diálogo teológico”.