Ciudad del Vaticano.- El Papa Francisco sorprendió hoy a los empleados y eclesiásticos del Vaticano al visitar, por sorpresa, algunas oficinas de diversos dicasterios, como se le llama a los ministerios de la Curia Romana.
Poco después de las 09:00 horas local, Francisco salió de su residencia, la Casa Santa Marta, a bordo de un automóvil utilitario de color azul. Iba en el asiento del copiloto con el cinturón de seguridad abrochado, no obstante el corto trayecto.
Acompañado solo por un gendarme, se acercó hasta la Piazza Pío XII, la explanada ubicada justo frente a la Plaza de San Pedro y que está rodeada por edificios que albergan a los principales dicasterios, donde cada día decenas de eclesiásticos cumplen su trabajo de asistencia a la labor universal del pontífice.
Durante unas cuatro horas, Jorge Mario Bergoglio visitó cuatro organismos ubicados en un mismo edificio: el Pontificio Comité de Ciencias Históricas, y las congregaciones para la Educación Católica, para el Clero y para los Institutos de Vida Consagrada.
Media hora pasó en el Comité, donde se tomó una fotografía de grupo y firmó el libro de visitas. Saludó a cada uno de los empleados y bajó caminando piso por piso, pasando un poco de tiempo en cada congregación.
En todas las capillas presentes, una por piso, se detuvo unos instantes a rezar. El Papa saludó con fraternidad a cada uno y en la Congregación para la Educación Católica ofreció algunas reflexiones sobre el trabajo a los 26 colaboradores de la oficina, en una sala.
Poco después de las 13:00 horas, subió de nuevo al coche y se dirigió de regreso al Vaticano, sin escolta motorizada ni asistentes especiales, tanto que su vehículo quedó unos minutos bloqueado en el tráfico.
El próximo 1 de junio el pontífice visitará otro de los edificios de congregaciones, ubicado justo frente al que recorrió este viernes y que alberga las congregaciones para los Obispos, para el Culto Divino y el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos.
No es la primera vez que Francisco realiza visitas sorpresa, ya hizo lo propio con el “Autoparque Vaticano”, el estacionamiento donde se mantienen los vehículos en dotación al servicio del Papa.
En esa oportunidad, decidió usar un automóvil Ford Focus azul, desprovisto de todo blindaje.
Pocos días después de su elección visitó la Secretaría de Estado, la sección de política interna y externa la Santa Sede.
Célebre fue su llegada sorpresiva al comedor laboral del Vaticano y su fotografía con la bandeja en mano comiendo con el resto de los trabajadores.