Abiyán, Costa de Marfil.- Desde hace un año Costa de Marfil es uno de los pocos países africanos que han emprendido un difícil camino hacia la prohibición de las cremas que blanquean la piel, muy perjudiciales para la salud.
La ley en contra de su comercialización, sin embargo, se ha convertido en una especie de norma “fantasma”, que se traduce en tímidas investigaciones sobre la composición química de tales cosméticos.
Hoy en día en las tiendas todavía hay muchas cremas que no cumplen con los dictados de las autoridades sanitarias. Mientras tanto, el fenómeno de blanquearse la piel vive en constante aumento, tanto en Costa de Marfil como en el resto del continente.
En mayo de 2015 el gobierno marfileño anunció una ofensiva contra las cremas blanqueadoras para la piel con la introducción de una estricta ley que prohibía su venta.
“Honestamente, nunca he oído hablar de estas leyes. Sólo sé que últimamente se ha impuesto a los productores de cremas blanqueadoras que limiten el porcentaje de hidroquinona al dos por ciento”, explica Vanidia Touré, propietaria de una pequeña pero bien surtida tienda de cosméticos.
La hidroquinona se considera el “no va más” de los blanqueadores. Desde hace casi 50 años se conoce como un eficaz inhibidor de la enzima tirosina, que inicia la formación de melanina.
La hidroquinona es un compuesto natural que disminuye la actividad de la tirosina en 90 por ciento y tiene efectos citotóxicos sobre los melanocitos.
Por lo tanto, es muy eficaz pero puede causar fácilmente efectos secundarios tales como irritación de la piel, dermatitis de contacto, citotoxicidad, hipomelanosis permanente o amelanosis, y ocronosis, un oscurecimiento de la zona tratada: por lo tanto, a veces, las poco estéticas manchas oscuras van a peor.
Los motivos
El número de hombres, jóvenes y no tan jóvenes, que recorren a las cremas blanqueadoras aumenta continuamente. Las más buscadas y caras proceden de Nigeria, Ghana y Benín, aunque también las de producción china tienen su mercado.
El deseo de ser diferente se debe a razones sociales y a una intensa presión sicológica que los que han estudiado el fenómeno remontan a la época colonial.
Se trata de un periodo que no abarca sólo la posesión, la administración y la explotación de los recursos de un territorio, sino también la sujeción mental de los pueblos colonizados.
Tras siglos de lavado de cerebro sobre las poblaciones locales, se ha formado una especie de ADN que induce a creer que todo lo que viene de Occidente es mejor. Incluso, el color de la piel. La publicidad y la presión social han hecho el resto.
En África el deseo de tener la piel clara se ha extendido entre hombres y mujeres de todas las clases sociales. Incluso entre los que apenas pueden permitirse dos comidas al día.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 50 por ciento de las mujeres africanas están obsesionadas con el blanqueamiento, con picos que alcanzan 80 por ciento en países como Nigeria.