Londres.- El príncipe Guillermo y su esposa Catalina bautizaron el domingo a su hija la princesa Carlota en una ceremonia en la residencia campestre de la reina Isabel II.
Cientos de personas se congregaron frente a la iglesia Santa María Magdalena en Sandringham, la residencia cerca de la costa oriental inglesa, y lanzaron vítores cuando la pareja real llegó con el infante príncipe Jorge y Carlota, de 9 semanas.
Es apenas la segunda vez que la princesa, cuarta en sucesión del trono, es vista en público desde que nació el 2 de mayo.
Al igual que su hermano Jorge, Carlota estaba vestida para la ocasión con una réplica de la ropa de bautismo elaborada en satín para la hija mayor de la reina Victoria, del mismo nombre, en 1841. Hasta el 2008, el vestido original había sido usado por todos los bebés de la familia real, incluso la reina, en sus bautismos.
Siguiendo la tradición real, se utilizó agua bendita del río Jordán, donde se dice que Jesús fue bautizado por Juan Bautista.
La iglesia construida en el siglo XVI, cerca de la residencia campestre de Guillermo y Catalina, Anmer Hall, es donde la familia real se reúne tradicionalmente para el servicio navideño. Allí mismo fue bautizada la ya fallecida abuela de Carlota, la princesa Diana, en 1961.
La ceremonia fue privada. Asistieron la reina, el príncipe consorte Felipe, el príncipe Carlos y la familia de Kate junto con un reducido número de invitados.
Simpatizantes provenientes de varias partes del mundo, incluso Australia y Estados Unidos, se alinearon frente a la iglesia esperando ver a la pareja y la bebé.
“Amamos a la familia real”, dijo Lindy Diaper, una residente. “Lamentablemente no pudimos ir a Londres para ver a la princesa Carlota cuando la llevaron a su casa desde el hospital. Por eso pensamos que la mejor alternativa era estar aquí para el bautismo”.