Los Ángeles.- Una imagen de la Estatua de la Libertad con un rostro diferente, con cabellera al viento y un collar de vivos colores embellece una pared. A su lado, las irregularidades de un muro ayudan a crear arte en tres dimensiones: Un parasol y una ventana dan vida a una falda con vuelo y una jaula para mostrar una muchacha soltando loros y mariposas monarcas.
Una explosión de colores y mensajes sociales le cambia el rostro a Los Ángeles, que busca recuperar su condición de capital mundial de los murales callejeros al quedar sin efecto una moratoria de diez años sobre ese tipo de expresión. Y los muralistas hispanos son unos de los principales impulsores de ese renacer.
Los murales “Lady Liberty” y “Decolonize”, en una esquina de un barrio hispano, son obra de Levi Ponce y Kristy Sandoval, ejemplos de una nueva generación de artistas hispanos que se han volcado de lleno a esa expresión.
“Creo que mi generación está redescubriendo su cultura. Está redefiniéndose”, dijo Sandoval, aludiendo a la arraigada tradición de muralismo callejero entre los hispanos de Los Angeles.
Los murales callejeros fueron uno de los sellos distintivos de Los Angeles antes de que entrase en vigor la regulación que los prohibía.
Ahora que le medida quedó sin efecto, los artistas callejeros tratan de recuperar el tiempo perdido y la proliferación de murales es evidente en numerosos sectores de la zona metropolitana.
“Hay un auge de murales en Los Ángeles, en el centro de la ciudad, en el Valle de San Fernando, en Venice, en Santa Mónica, en Boyle Heights, en el Barrio Filipino. ¡Es increíble! En el sur de Los Ángeles. En todo Los Ángeles”, dijo ,Isabel Rojas-Williams, directora ejecutiva del Mural Conservancy of Los Ángeles, organización dedicada a proteger y mantener murales.
No se sabe cuántos murales nuevos hay exactamente, ni cuántos de sus autores son hispanos, debido a que no hay una sola organización que lleve la cuenta. Además, no todas las obras son registradas con la municipalidad y algunas, por más que tengan la autorización del dueño del edificio o vivienda, pueden ser borradas por las autoridades por carecer de permisos municipales.
Lo que sí está claro es que están apareciendo murales por todos lados y que buena parte de ellos se encuentran en barrios hispanos y tienen temas alusivos a su cultura y sus intereses.
Los jóvenes muralistas hispanos son en muchos sentidos la continuación de la generación de artistas hispanos que contribuyeron a gestar el Movimiento Chicano en la década de los años 70, cuando Los Ángeles fue la capital del muralismo estadounidense.
La identidad, por ejemplo, sigue muy vigente en el muralismo hispano, tal como lo demuestra Ponce en “Pacoima Neighbordhood Mural”, sobre dos muchachas latinas en poses sensuales y desafiantes con figuras de personajes de vecindarios hispanos en el fondo, como un cantante, una madre con un niño pequeño y una muchacha en silla de ruedas.
La mayoría de las obras de Ponce y Sandoval están en el corredor de un kilómetro y medio (una milla) conocido como “Mural Mile”, en Pacoima, un barrio mayormente hispano. Entre los dos han pintado más de la mitad de los más de 21 murales que adornan paredes de oficinas y viviendas a lo largo del bulevar Van Nuys.
“Ahora la gente viene a ayudarme a pintar y aprenden y la pasan súper bien. Creo que Pacoima estaba hambrienta de esto y obviamente lo necesitábamos. Mira lo que hemos conseguido. Antes no teníamos nada de esto y ahora el arte es un gran atractivo de Pacoima”, puntualizó Ponce, quien es hijo de un rotulista salvadoreño que también ha pintado murales.
El artista de 27 años dice que su progenitor, Héctor Ponce, le enseñó a amar el dibujo y a pintar rótulos. Ahora trabaja para Disney como técnico en color y pintura, tras graduarse de animador en 3D en la Universidad Estatal de California en Northridge.
“Ver a mi padre pintar estos murales y ver el efecto que tenía en la comunidad, fue una inspiración total para mí”, dijo Ponce. “Quería pintar arte como mi padre y estar en la calle y pasarla bien y pintar mis proyectos. Y estaba seguro de que Pacoima era el lugar donde tenía que hacerlo”.
Sandoval, de 32 años, descubrió el muralismo en las paredes de Mission District y otras áreas de San Francisco, donde estudió diseño interactivo en la Academy of Art University. Tras regresar a Pacoima en 2008, comenzó a pintar murales y enseñar arte en centros comunitarios, y formó un grupo de muralistas mujeres, llamado HOODsisters.
Ambos nacieron en Los Ángeles, hijos de inmigrantes, y han trabajado juntos en varios murales. Su última colaboración fue en julio, cuando pintaron un mural en Estambul como parte de un intercambio de artistas.
Sus murales abordan temas afines a los de otros artistas hispanos contemporáneos, como raza, género, educación, identidad, herencia hispana, libertad, conciencia social y migración.
Por ejemplo, “Lady Liberty” es una declaración de identidad y libertad, según Ponce, mientras que “Decolonize” destaca la naturaleza y la migración, representada por las mariposas monarcas que emigran de México a Estados Unidos y Canadá. Ambos murales se encuentran en la esquina de van Nuys y la avenida Bradley.
También han pintado murales de personajes que admiran. Ponce ha pintado artistas como el actor Danny Trejo, la Mona Lisa y la pintora Frida Kahlo, mientras que Sandoval ha pintado a Assata Shakur, ex integrante de los Black Panthers que vive exiliada en Cuba.
Sandoval, por su parte, se enfoca mayormente en consciencia social y medio ambiente. Por ejemplo, “Fatherhood” es un mural en el Sur de Los Ángeles que muestra a padres afroestadunidenses y latinos abrazando y cargando a sus hijos.
“Uno de los temas que sigue uniendo a artistas latinos y quizás afroestadounidenses es que todavía tenemos una gran afinidad a lo narrativo, figurativo, lo que tiene contenido, lo que expresa ideas, comentarios contemporáneos. Lo que no es arte conceptual”, dijo Judithe Hernández, una de las muralistas y artistas plásticas más destacadas del Movimiento Chicano.