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Con la imposición de la ceniza este miércoles comenzó la Cuaresma, que es el tiempo de oración, penitencia y ayuno de los católicos en todo el mundo.
Miles de fieles católicos en el Valle “abarrotaron” las iglesias para recibir la cruz de tiza en su frente y con ello iniciar la temporada de autoreflexión y de rememoración de la Pasión de Cristo.
“Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida”, “Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás” y “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”, son las palabras que acompañan el ritual del miércoles de ceniza.
La imposición de ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo.
Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.
El sacerdote Ernesto Reynoso exhortó a la comunidad católica a vivir la Cuaresma como lo establece la biblia, con ayuno, arrepentimiento y autoreflexión.
“Cuando el sacerdote nos pone la ceniza, debemos tener una actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios”. La ceniza se le impone a los niños y a los adultos.
Origen del miércoles de ceniza
Antiguamente los judíos acostumbraban cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.
En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un “hábito penitencial”. Esto representaba su voluntad de convertirse.
En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.
Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos de año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada.
También, fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.
En su homilía del miércoles de ceniza el Papa Francisco propuso tres “medicinas o remedios” que los católicos pueden abrazar para “curarse del pecado” durante la Cuaresma: la oración, la caridad y el ayuno.
1.- Oración: “Expresión de apertura y de fidelidad en el Señor, es el encuentro personal con Él, que corta las distancias creadas por el pecado”, explicó el Papa. “Orar significa decir: ‘no soy autosuficiente, tengo necesidad de Ti, Tú eres mi vida y mi salvación”.
2.- Caridad: El Papa dijo que “el amor es verdadero, en efecto no es un acto exterior, no es dar cualquier cosa de modo paternalista para acallar la conciencia, sino aceptar quien tiene necesidad de nuestro tiempo, nuestra amistad, de nuestra ayuda”. Es también “vivir el servicio”.
3.- Ayuno: La penitencia, para “liberarnos de las dependencias frente a lo que pasa y entrenarnos para ser más sensibles y misericordiosos”. “Es una invitación a la simplicidad y a compartir”.