Cuatro familias hispanas que se han visto beneficiadas y que apoyan la donación de órganos y tejidos humanos participarán en el desfile del Fiesta Bowl el 2 de enero en Phoenix.
Las cuatro familias tienen historias de inspiración que serán reconocidas durante el tradicional evento previo al super tazón colegial.
Karen Hernández, conocida por su personalidad alegre y sus ganas de siempre ayudar a los demás, incluyendo a los animales callejeros, falleció en noviembre del 2014 en un accidente de motocicleta. Karen, en vida, se registró como donante.
Gracias a la donación de la joven hispana de Phoenix, al menos cinco personas tienen vida el día de hoy, y decenas de niños pueden disfrutar de su niñez gracias a la donación de tejido que les dio.
“Ella ha dejado un hueco muy grande en nuestras vidas, pero saber que otras personas puedan tener a su ser amado gracias a Karen, me da alegría”, dijo Graciela Sánchez, madre de Karen.
Guillermo Ramos falleció el día de Pascua en el 2011. La familia de “Beans”, como le decían de cariño, tomó la decisión de donar vida, ya que la generosidad era una de las características del joven hispano. “Sé que él está feliz con nuestra decisión porque es algo que él hubiera hecho”, dijo la familia de Guillermo.
Carmen Robles fue diagnosticada con una condición médica que poco a poco le empezó a cobrar la vista.
Durante nueve años Carmen vivió una pesadilla debido a su condición, la cual afectó su autoestima y calidad de vida.
Carmen necesitó un total de cuatro trasplantes de córneas para poder recuperar la vista, los tres primeros fueron realizados en México y, el último, en la clínica Mayo en Scottsdale.
Gracias a su más reciente donante, Carmen puede trabajar y disfrutar de actividades tan sencillas como poder manejar.
“No conozco a mi familia donante, pero me encantaría conocerlos algún día y darles las gracias por su donación”, dijo Carmen.
Diego Terán, con apenas 11 años de edad, se vio en necesidad de recibir un trasplante tras ser diagnosticado con quistes en el riñón.
Después de someterse diariamente a 10 horas de diálisis durante varios meses, Diego fue agradado a la lista de espera.
Al poco tiempo, Diego recibió el regalo de vida. Hoy en día, Diego ya tiene 12 años y, de acuerdo a su madre, Lupita Arnet, su hijo ya se reintegró a la escuela, y cuenta con excelente salud.