Prescott, Arizona.- Incluso retenida en manos de extremistas del grupo Estado Islámico, Kayla Mueller encontró algo positivo en las cosas.
Enseñó a sus captores a hacer artesanía y palomas de la paz en papel. Mantuvo la cordura haciendo ejercicio en su abarrotada celda. Y escribió inspiradoras cartas a casa a pesar de ser prisionera de una brutal organización terrorista.
“He llegado a ver que hay algo bueno en cada situación, a veces solo tenemos que buscarlo”, escribió.
El retrato de la trabajadora humanitaria de 26 años natural de Prescott, Arizona, se hizo público el martes coincidiendo con la confirmación por parte del gobierno de Estados Unidos de su muerte. Miembros de su familia hablaron de su espíritu libre y sus esfuerzos para aliviar el sufrimiento de los otros a medida que iba tomando forma un pequeño memorial con flores y notas manuscritas cerca de una señal que pedía a la gente “Recen por Kayla”.
Mueller fue tomada como rehén en agosto de 2013, pero su cautiverio se mantuvo en secreto durante bastante tiempo en un intento por salvarla. El presidente Barack Obama reconoció que el verano pasado fracasó una operación para su liberación y la de otros porque los rescatistas llegaron solo “uno o dos días” después de que el grupo se hubiese trasladado.
El senador por Arizona John McCain y el congresista Paul Gosar, que representa a Prescott, estuvieron en contacto con la familia y funcionarios del gobierno durante todo el complicado proceso, y el senador llegó a viajar a Siria para reunirse con miembros del ejército que combate al presidente Bashar Assad.
Gosar dijo a The Arizona Republic que un intento para liberar a Mueller incluyó a un hombre que había viajado a un campo de prisioneros sirio donde la chica estaba retenida. Como parte de la estratagema para liberarla, el hombre contó a los captores que era su marido explicó Gosar, pero que el esfuerzo no prosperó. Además, la oficina de Gosar dijo que el nombre de Aafia Siddiqui, una científica paquistaní condenada por disparar a dos soldados estadounidenses en Afganistán, salió a relucir en las discusiones con EI sobre Muller. Siddiqui es una mujer formada en Estados Unidos cuya liberación es desde hace tiempo un objetivo de los extremistas.
En su localidad natal, residentes empezaron a recordar a Mueller el martes. Su familia animó a la gente a donar fondos a las organizaciones que habría apoyado la joven, diciendo que las grandes muestras de apoyo no habrían encajado con su naturaleza humilde. El alcalde Marlin Kuykendall dijo que tomaría aportaciones para la familia en cualquier ceremonia pública.
La tía Mueller, Lori Lyon, dijo que su sobrina había tocado el corazón de muchas personas en todo el mundo y que quería convertirse en una cooperante itinerante.
“Y si este es su legado y la huella que deja en el mundo”, añadió Lyon rompiendo a llorar, “entonces será algo maravilloso”.
Desde Prescott, ayudó a concienciar sobre el VIH y el sida y ofreció su ayuda en un refugio para mujeres. En Flagstaff, donde asistió a la Universidad del Norte de Arizona, protesto contra el genocidio en Darfur. Su deseo de ayudar a los demás fue más allá de Arizona, hasta los territorios palestinos, Israel, India, Francia y Siria.
“Aún no estoy segura de cómo viviremos en un mundo sin Kayla, pero sé que viviremos en un mundo mejor por ella”, dijo una emocionada Eryn Street, una de las amigas más cercanas de Mueller el martes.
El grupo Estado Islámico dijo el viernes que Mueller murió en un ataque aéreo reciente de Jordania dirigido contra objetivos insurgentes. El Pentágono dice que no sabe cómo falleció pero tiene claro que no fue durante un incidente de este tipo.
Mueller es la cuarta estadounidense que muere siendo rehén de la milicia extremista. Los otros tres — los periodistas James Foley y Steven Sotloff y el trabajador humanitario Peter Kassig — fueron decapitados por el grupo.