Ciudad de México.- México no cumple sus propias leyes en la gestión de los niños migrantes no acompañados que llegan al país huyendo de la violencia en Centroamérica, indicó el jueves un informe del grupo Human Rights Watch.
Desde que Estados Unidos presionó a México para que aumentara las detenciones de migrantes para combatir el aumento de llegadas a la frontera estadounidense en los últimos años, la cifra de menores detenidos en México ha crecido de forma drástica. Las autoridades mexicanas capturaron el año pasado a casi 36.000 menores, de los que más de la mitad viajaba sin adultos. En 2013 se detuvo a 9.600 niños.
En entrevistas con investigadores de HRW, sólo uno de 61 niños migrantes dijo que las autoridades lo habían informado de su derecho a pedir reconocimiento como refugiado, como contempla la ley mexicana.
Los casos de los niños no se investigaron de forma adecuada para posibles peticiones de asilo, indicó el reporte. Por el contrario, los menores describieron a agentes de inmigración que los alertaron de largas detenciones si pedían asilo. E incluso cuando querían solicitarlo, no recibieron asistencia legal que los ayudara en el proceso.
Sólo el 0,3% de los menores migrantes no acompañados detenidos en México recibieron protección internacional en 2015, señaló el informe.
“Si el interés es la aplicación de la ley, como es el caso, lo que implica arresto, detención y deportación, va claramente en interés de los funcionarios y agentes concretos hacerlo tan fácil como sea posible”, comentó Michael Bochenek, asesor legal jefe en la división de derechos de niños de Human Rights Watch y autor del informe. “No están cumpliendo la ley, y en cuanto a por qué hacen eso, es una pregunta abierta. No hay duda de que hay ahorrar trámites es un incentivo”.
El instituto nacional de inmigración mexicano no respondió a una petición de comentarios.
El problema es especialmente grave en el sur de México, donde se produce la mayoría de detenciones de niños migrantes. Algunos menores son trasladados a refugios gestionados por una agencia del gobierno que presta apoyo a las familias, pero la mayoría se queda retenida en centros de detención esperando a la deportación.
Aunque algunos menores emigran por motivos económicos, muchos huyen para salvar su vida, escapar de hogares violentos o de persistentes pandillas que controlan muchos de sus barrios en El Salvador, Honduras y Guatemala. Se cree que la mayoría intenta llegar a Estados Unidos, donde tienen parientes o esperan mejores oportunidades. Pero Bochenek dijo que para los niños que simplemente tratan de escapar de un peligro inminente, México puede ofrecer un refugio.