Edith González es una mujer que ama profundamente a su familia y a México, es por ello que está muy feliz de interpretar a Marisela, en “Made in México”, una obra que habla del amor filial y del dolor de dejar la tierra en que nacimos.
“Es un texto maravilloso, que no me podía perder, estaré sólo ocho semanas y la gira por Estados Unidos, soy actriz invitada, pero es un regalo que yo me estoy haciendo, permitiéndome algo que jamás antes había hecho, que es entrar a una compañía ya formada con dos años cuatro meses de trabajo”, subrayó la estrella de telenovelas como “Corazón Salvaje”.
El texto de esta obra, estremece totalmente a la actriz, quien, al igual que su personaje, siente un amor profundo y desbordado por su hermano “me tocas a mi hermano y se me va la vida, amo a ese ser con todas las fuerzas del corazón y en muchas cosas mi hermano (Víctor Manuel) se parece a “El Negro” (Rafael Inclán), no es mecánico, es historiador, pero en la forma de ser, de tener una palabra amable, de estar cariñoso, siempre estar atento a todo, en esta parte entrañable, yo veo a mi propio hermano”, indica la actriz, quien además comparte escena con Juan Ferrara y Socorro Bonilla.
Nacionalista a morir, muy arraigada a sus raíces y siempre sensible a la problemática social del país, le duele el tema de la migración que aquí se maneja.
“Yo soy de las que llora cuando escucha el Himno Nacional, de las que se siente muy orgullosa de decir “soy mexicana”, por eso me duele la migración, esta no es una obra de miel sobre hojuelas, habla de lo mexicano y del dolor, de no salir de México por voluntad”.
La actriz considera que mucho de la migración de México, se debe a la violencia que estamos padeciendo, que es derivada, en mucho, de la falta de educación.
“La violencia me preocupa y me ocupa. Hace poco platicábamos de la reforma a la educación, tal vez si esta reforma se hubiera dado hace 30 año naturalmente, no estaríamos viviendo una ola de violencia por intereses económicos, quizá sería una violencia más moderada, esa es la impresión que tengo, no tengo la bolita mágica, por supuesto soy mexicana y a mucha honra, amo mi país, y quiero lo mejor para todos”.
Edith refiere que siempre ha sentido la migración como algo doloroso, más cuando la gente se va por necesidad, por cualquier necesidad.
“A diferencia del migrante mexicano, yo creo que el estadounidense es un migrantes nato, a partir de que cumplen los 18 años, buscan irse a la universidad de Philadelphia, y viven del otro lado del país, por decir algo, es una migra natural; el mexicano no, naturalmente somos arraigados a la familia, a la tierra, si nos vamos es por una gran necesidad, y nos llevamos el frijol, el aguacate, nos llevamos nuestra esencia, por supuesto que nuestra Virgencita, nuestro San Judas Tadeo, nuestra bandera del Guadalajara”, explicó.
Respecto a su personaje, que la crítica ha calificado como frívolo en las anteriores interpretaciones de Rocío Banquells, Laura Flores y Azela Robinson, tiene su propia visión.
“Mi personaje tiene muchas lecturas, una de ella es la práctica, la frívola, la lectura que yo le doy al personaje es al contrario, es una mujer profunda que entiende la problemática social que está viviendo este país y que ama entrañablemente este México y que le duele profundamente su México y se siente traicionada por algunas personas de aquí, especialmente por el sistema”, señala vehemente.
Y va más allá “ella tiene una crítica profunda al sistema, que no se ve reflejada en el texto, pero es la razón por el cual ella se va, es expulsada, es expatriada involuntariamente”.
Un gran elenco, entrañables amigos
Respecto a la experiencia de llegar dos años y medio después a una puesta exitosa, con un elenco multiestelar, admite que es un reto, pero sobrepone el gusto de trabajar con grandes amigos a los que admira.
“Llegar como la nueva de la escuela, en la vida me lo hubiera permitido, jamás, pero ahora así se usa y es un regalo que me hago, tenía muchas ganas de trabajar con Juan (Ferrara) y con Rafael (Inclán), son personas entrañables en mi vida. Juan ha sido muy importante en mi vida personal, cuando yo estaba viviendo en Colombia y más solita me sentía o lo que fuera, tenía dos amigos que siempre estuvieron conmigo y uno de ellos es Juan”, refiere.
Y aunque se siente un poco atrás, porque ya todos están muy integrados, lo está disfrutando como un nuevo reto “Todos ya saben por donde van, qué textos se saltaron, ya se conocen, yo soy la nueva de la escuela y del salón, y sí es un reto, ellos ya se respiran, hay una escena en la cocina que yo les vi a las tres actrices y están cortando súper bonito, y yo dije, estás viejas sí cocinan, entonces tengo que cortar muy bien, son ese tipo de cosas que te agregan mucho”.
Siempre aprendiendo
Edith ha trabajado desde muy jovencita, casi niña, es por ello que aunque no tenga proyecto de televisión, siempre está aprendiendo.
“No sé estar sin hacer nada, me invento cosas, estoy tomando clases de piano, estoy tomando clases de historia de la religión, clases de ballet, regresé a la práctica de ballet muy intenso; estoy levantando las dos películas que estoy haciendo, levantando la serie que estoy haciendo, yo no sé no hacer nada, no puedo estar en la casa viendo la tele, no lo sé hacer, por supuesto que sí me gusta cocinar, pero entre irme a tomar una clase de historia de la religión y quedarme a cocinar, me voy a estudiar”.