México.- En la fiesta musical del Vive Latino que en este año llegó a su décimo séptima edición hubo una gran oferta de actividades que divirtieron a 150 mil personas, durante los dos días de ejecución, en los que solistas, bandas, tornamesistas y hasta comediantes derrocharon talento en las inmediaciones del Foro Sol.
Más de 82 músicos se presentaron durante sábado y domingo en cinco escenarios principales: Indio, Tecate, Claro Música, Doritos, Intolerante, además de una plataforma pequeña que se colocó para que grupos hicieran algunos palomazos, para el beneplácito de los melómanos.
Este año, la distribución de algunos entarimados fue diferente que en ediciones anteriores, esto luego de la remodelación del Autódromo Hermanos Rodríguez, tras la carrera Fórmula Uno.
Por primera vez se colocó la carpa Casa Comedy en la que algunos standuperos dieron sus rutinas cómicas frente a un micrófono, sitio en el que también crearon un ambiente relajado algunos tornamesistas mexicanos.
Los patrocinadores invitaron a la gente a vivir diversas experiencias que los entretenían mientras que descargaban su adrenalina u obtenían algún regalo.
Por ejemplo se colocó una rueda de la fortuna, donde el público podía estar dentro de algunas bolas inflables y descender de un entarimado, también se colocó un parque para tener un día de picnic con los alimentos y bebidas de algunos “food trucks”.
Por sexto año consecutivo el festival Ambulante presentó una selección de documentales en una carpa más grande hecha con un diseño de sala vintage. Las películas que se proyectaron de forma ininterrumpida mostraron diversas corrientes musicales y de artistas legendarios.
El sábado se exhibieron: “El camino más largo”, del director Alexis Morante, “Janis: Little Girl Blue”, de Amy Berg y “Scott Walker: 30 Century Man”, de Stephen Kijak.
Mientras que el domingo: “Somos lengua”, de Kyzza Terrazas, “Blur: new world towers”, de Sam Wrench y “David Bowie: Ziggy Stardust And The Spiders From Mars”, de D.A. Pennebaker.
Entre los pasillos del Autódromo se colocó un mercado con la mercancía oficial de las bandas del festival, marcas de ropa, artículos de colección y publicaciones, todo enfocado a los géneros del rock latinoamericano.
También hubo una feria de disqueras independientes con más de 30 sellos, que reflejan con su pluralidad el amplio universo de la música alternativa mexicana. En este año una novedad fue que se incluyó una sección dedicada a los viniles.
Una vez más el legendario tianguis del Chopo, con más de tres décadas de existencia, fue parte de este encuentro musical, donde también hubo algunos cajeros automáticos, puestos de ropa y demás.
La asociación civil Pronatura trabajó en conjunto con el Vive Latino por sexto año consecutivo, con el fin de neutralizar las emisiones de carbono que se generan.
Hubo algunos stands para reciclar los vasos de cerveza, a cambio se obsequiaban lentes de sol, playeras y gorras para estos días que estuvo soleado y que sólo llovió por algunos minutos el sábado.
En la salida, estuvieron disponibles algunos autobuses que viajaban a nueve rutas de la ciudad y que tenían conexión con las siete rutas del nochebús, iniciativa del Gobierno de la Ciudad de México a través del Instituto de la Juventud y la Red de Transportes de Pasajeros (RTP) que ofreció el programa “regresa seguro a casa”.