Cuando Rick Robinson se abocó por primera vez a su nueva tarea como coach de béisbol en Tennessee-Martin, leyó algunos artículos que se habían escrito sobre el equipo que iba a dirigir.
Y lo que leyó lo dejó con la boca abierta: su mejor lanzador era manco.
Ahora, Carter Smith se erige como uno de los mejores pitchers en la Conferencia del Valle de Ohio de la liga universitaria de Estados Unidos. El zurdo de 1,88 metro (6 pies 2 pulgadas) se ha lucido para los Skyhawks, liderando la conferencia con una efectividad de 2.03 y 29 ponches en 31 entradas.
Lo más gratificante para Smith es que lo consideran un buen lanzador universitario en vez de una curiosidad.
“Es estupendo que represente una buena historia, pero lo que realmente quería es tener éxito a este nivel”, afirmó el pelotero de 22 años. “Se trata de trabajar duro, ser persistente y tener la voluntad de mejorar”.
Smith nació sin la mano derecha, pero eso no le impidió practicar con el guante y la pelota de béisbol de joven con sus cinco hermanos. Aprendió a lanzar y recibir y fue perfeccionando la técnica hasta tener éxito en la División I.
Cuando lanza, lo hace con la mano izquierda, mientras balancea el guante en el antebrazo derecho. Después de soltar la pelota, mete la mano izquierda en el guante para poder fildear cualquier batazo. Si atrapa la pelota, se saca el guante con el brazo derecho, deja que la pelota caiga en la mano izquierda y se coloca en posición para volver a tirarla.
Parece complicado, pero Robinson dijo que Smith lo hace con tanta naturalidad que casi ni se nota.
“Francamente, prefiero tener a él en el montículo fildeando un toque en una situación de presión que a cualquier otro”, comentó Robinson. “Lo hace sin problema alguno”.
Su forma de lanzar es similar a la del pitcher Jim Abbott, ex jugador de las Grandes Ligas, que también nació sin la mano derecha. Jugó 10 temporadas en las mayores, ganó 87 partidos e incluso uno en que no permitió hits.
Smith dijo que su padre lo llevó al Estadio Busch para ver a Abbott en la década del 90 y eso lo convenció de que ser manco no le impediría jugar béisbol.
Abbott, de 47 años, residente en California, dijo que le entusiasmó enterarse del éxito de Smith.
“Cuando uno nace sin una mano, sabe lo que se siente de querer adaptarse y ser parte de algo”, comentó Abbott. “Ser un buen compañero significa no querer siempre llamar la atención sobre uno mismo, de modo que sé lo que siente. Estoy orgulloso de que se sienta así”.
Robinson dijo que Smith se encarga de engañar a los bateadores a pesar que su recta no supera las 88 millas por hora. En cambio, tiene un gran control sobre sus lanzamientos, un buen slider y un cambio efectivo.
“No sólo es un buen pitcher, pero también tiene un amor por el béisbol que es contagioso en el terreno”, dijo Robinson. “Todavía no encontramos algo que no pueda hacer. Es bastante increíble cuando lo ves en el montículo”.
Al igual que la mayoría de los que juegan béisbol en el máximo nivel universitario, Smith espera que su carrera continúe a nivel profesional. Pero si no lo consigue, está bien preparado, con una concentración en administración deportiva.
“Me encantaría seguir jugando, pero quizás algún día prefiera estar en la oficina de la administración”, señaló Smith. “Sin duda quiero seguir relacionado con el deporte, sin importar lo que suceda”.