Con la frente en alto y sin perder la emoción del día de los enamorados, Morelia López se dispone a pasar otro 14 de febrero sin su esposo, quien le fue arrebatado por el sistema roto de inmigración y las leyes extremas antiinmigrantes de Arizona.
Este será el tercer año que pasará el día de San Valentín sin su “valentin”, afirma mientras se dispone a la venta de flores, peluches y otras decoraciones alusivas al día de los enamorados, en un improvisado puesto en la intersección de las avenidas 51 y Camelback.
Morelia conoció a su esposo Willy Beltrán en el Estado de México cuando cursaban la secundaria. “Yo nunca imagine que terminaríamos casándonos”, dice al afirmar que lo veía solo como un buen amigo.
Fue hace 14 años que ella vino por vez primera a los Estados Unidos, la distancia y la nostalgia le hicieron empezar a extrañar a su querido amigo.
Motivado por el mismo deseo de volver a ver a su amiga, Willy emprendió la aventura para reencontrarse con ella en este país.
La travesía desértica y otros riesgos típicos del cruce indocumentado no fueron obstáculo para que Willy lograra su cometido.
En ese entonces, la pareja continuó la linda amistad que se había dejado en pausa sin imaginar que Cupido les tenía preparada una sorpresa.
“Fue una vez en un baile que empezamos a salir como pareja y de ahí surgió el amor”, dice Morelia quien se enamoró de los detalles y atenciones de Willy.
“Es un hombre muy atento y detallista, me conquistaron sus detalles”, confiesa con la mirada momentáneamente perdida en el horizonte.
El 14 de febrero tiene un significado especial para Morelia, pues en esa fecha era común recibir flores y toda clase de atenciones de parte de Willy, con quien se casó después de siete largos años de noviazgo.
“Apenas teníamos cinco años de casados, cuando un día fue detenido cuando regresaba del trabajo”, comenta Morelia.
Willy fue arrestado por un oficial de la Policía de Phoenix y entregado a Inmigración para posteriormente ser deportado a su país.
Hace dos años que se fue pero a pesar de la distancia y la adversidad, Morelia dice amar con mucha fuerza a su esposo. “Lo amo con todo mi corazón y no pierdo la esperanza de algún dia reunir suficiente dinero para buscar la forma de traerlo a mi lado”, asegura.
Cada fecha especial como el día de los enamorados, Morelia se comunica por teléfono con su esposo. Pasan los minutos como si fueran segundos, aunque la conversación casi siempre produce nostalgia ésta alimenta la esperanza de algún día volver a estar juntos.
Como producto de ese amor entre Willy y Morelia nació el pequeño William, actualmente de 5 años.
El niño ayuda a su madre en la venta de detalles de San Valentín. Juguetea mientras sostiene un cartel anunciando el precio de las rosas rojas. Su madre lo observa con cariño.
“Él es el mejor regalo de San Valentín que tengo de mi esposo”, concluye.