Tucson, Arizona.- La campaña de Donald Trump en Arizona se ha centrado en una posición dura contra la inmigración irregular, un mensaje que sus partidarios han adoptado con entusiasmo en una serie de actos electorales tensos durante el fin de semana, antes de las elecciones primarias del martes en el estado fronterizo con México.
“La inmigración ilegal se va a acabar”, prometió Trump en Tucson el sábado por la noche. “Es peligrosa”, dijo. “Terrible”.
En mítines el sábado en Phoenix y Tucson, el magnate fue presentado por la exgobernadora de Arizona Jan Brewer, quien aprobó leyes migratorias duras cuando estuvo en el cargo, y por el jefe de policía Joe Arpaio, quien ganó fama persiguiendo a personas que viven en Estados Unidos sin permiso de residencia. Arpaio es el jefe policial del condado de Maricopa, que incluye a Phoenix y casi dos terceras partes de la población de Arizona.
En los dos actos hubo protestas. En el mitin al aire libre en Phoenix, los activistas bloquearon la carretera que llevaba al recinto durante varias horas antes de que comenzara, y más tarde en Tucson interrumpieron a Trump y fueron expulsados del evento.
Trump reaccionó a las protestas del último evento con una mezcla de retórica pacifista y tono burlón. “Amamos a nuestros manifestantes, ¿no es así?”, preguntó. Mientras la seguridad se los llevaba, añadió: “Queremos hacerlo con amor”, antes de añadir mordazmente: “sáquenlos de aquí”.
En Tucson, un manifestante portaba un cartel con la imagen de una bandera confederada sobre la imagen de Trump. Algunos grupos asocian esa bandera con el racismo, los supremacistas blancos, la intolerancia o la esclavitud. Sus defensores alegan que se trata de una bandera histórica y emblema militar, símbolo de la herencia de los estados del sur.
Otro manifestante llevaba una tela al estilo del Ku Klux Klan. Un hombre del público atacó al manifestante con el cartel de la bandera confederada, y le propinó patadas y puntapiés antes de ser arrestado. Los manifestantes fueron expulsados por personal de seguridad.
“Fue algo duro verlo”, dijo Trump el domingo al programa “This Week” de la cadena ABC. “Pero, ¿por qué un manifestante entraría en un sitio con un traje de Ku Klux Klan?”, agregó.
Trump aseguró entonces: “Nosotros no toleramos la violencia.”
Cuando los asistentes se marchaban más tarde del mitin, los manifestantes les lanzaron dos botellas de agua y los llamaron racistas.
Trump tratará de hacerse de todos los delegados republicanos en las primarias del martes. Los demócratas de Arizona también eligen a sus candidatos el martes y el aspirante demócrata Bernie Sanders ofreció un discurso ante la frontera con México en Nogales, Arizona.
De pie frente a la cerca de acero que divide Estados Unidos y México, Sanders prometió mantener unidas a las familias de inmigrantes tomando más medidas que el presidente, Barack Obama, ha aplicado para proteger a muchos de la deportación. Describió a Arpaio como un bravucón y criticó los “comentarios divisorios, intolerantes y xenófobos de personas como Donald Trump”.
Su rival, la favorita Hillary Clinton, tenía previstos varios actos en Arizona el lunes.
Hubo tensiones en el gran mitin al aire libre de Trump en Phoenix, pero sin los episodios de violencia que marcaron un acto en Chicago la semana anterior.
Durante horas, alrededor de una veintena de activistas estacionaron sus automóviles a la mitad del camino principal al evento y desplegaron pancartas con las frases “Abajo Trump”, “Tenemos que detener a Trump” y “Trump equivale a odio”. El atascamiento vehicular se extendió por varios kilómetros y los conductores furiosos hicieron sonar sus bocinas en señal de frustración.
Posteriormente el camino fue despejado y los manifestantes marcharon por la carretera hacia la sede del evento, abriéndose paso entre los partidarios de Trump, que los abucheaban y se burlaban de ellos.
Geroy Morgan, de 62 años y seguidor de Trump, llegó al evento pero estaba furioso con los manifestantes, algunos de los cuales permanecieron en el lugar incluso después de que culminó.
“Venimos aquí, la mayoría silenciosa, para dar nuestras opiniones”, afirmó Morgan. “Ellos no tienen ningún permiso ni derechos”.
David Nelson, de 62 años, tuvo que caminar cuatro millas hasta el mitin por el bloqueo en la carretera. “No me ven donde Bernie molestando a la gente”, dijo en alusión a Sanders. “Les ofrezco respeto”.