Tucson, Arizona.- Decenas de miles de personas con ingeniosos disfraces celebran el domingo en Tucson una de las procesiones más grandes en Estados Unidos para recordar a los difuntos, una semana después de desfiles similares efectuados en otras ciudades con motivo del Día de Muertos.
La Procesión de Todas las Almas es la versión de Tucson del Día de Muertos, y en ella participan unas 150.000 personas con disfraces y las caras pintadas que cargan creaciones artísticas y velas, así como muñecos gigantes de papel maché mientras marchan por las calles de Tucson.
En una urna gigante de acero se guardan oraciones, deseos y recuerdos de las personas. Algunos participantes honran a parientes fallecidos, en tanto que otros muestran su luto por las víctimas de enfermedades y de la violencia.
A pesar de las similitudes del evento con el Día de Muertos, los organizadores destacan que la Procesión de Todas las Almas en Tucson es única y dio inicio hace 26 años para que la gente muestre luto pública y artísticamente por sus seres queridos que han muerto.
“La procesión tiene gran parte de sus raíces en la creatividad”, dijo la coordinadora voluntaria Melanie Cooley. “Encierra la profunda necesidad humana de lamentar y celebrar públicamente a nuestros muertos, más allá de un simple funeral y seguir adelante”.
Este evento coincide con la popularidad cada vez mayor que ha adquirido el Día de Muertos en Estados Unidos y México. Por ejemplo, miles de personas asisten al desfile South Valley Marigold en Albuquerque.
La comercialización también ha penetrado esa festividad: se efectúan carreras de cinco kilómetros (3,1 millas) en las que sobresalen temas del Día de Muertos, en tanto que las cervezas están adornadas con catrinas, un personaje esquelético típico de esas fechas.
Disney levantó ampollas hace dos años cuando intentó conseguir la marca registrada para “Día de los Muertos”, aunque la compañía dijo que sólo lo hizo para proteger el nombre de una película en producción.
Pero la Procesión de Todas las Almas de Tucson no es sólo acerca de la festividad mexicana, sino acerca de permitir a la gente de todas las culturas y entornos recordar a los muertos y hacerlo de manera creativa y artística.
“La procesión no es y nunca ha afirmado ser un evento de Día de Muertos. Por respeto tratamos de mantenerlo separado”, dijo Cooley.
Muchos de los que participan en la procesión y eventos relacionados dicen que les da sosiego y guía espiritual.
Jane Vazquez, de Tucson, ha participado varios años y hace voluntariamente disfraces infantiles para la Procesión de los Angelitos, un evento de menor escala para niños que tiene lugar el día antes de la procesión.
“Para mí es algo personal. Cuando yo era muy joven perdí a mi hermano y jamás tocaba el tema. Siempre sentía un vacío, y esto (la procesión) me lo ha llenado”, dijo Vazquez.
Sharon Fields, que también ayuda a hacer disfraces, dijo que le gusta la singularidad del evento enTucson.
“Participo en la procesión por las cosas que he perdido o las cosas que he dejado atrás, que ya no son parte de mi vida”, dijo Fields. “Es algo que hacemos en verdad increíble”.